Así no, señorías...

O Rubén Maldonado, presidente de la Cámara de Diputados, no entiende el sentido de la oración o a sus señorías les sobra el dinero. Con una lujosa invitación, Maldonado ha invitado al “Primer Desayuno Nacional de Oración” el 8 de agosto en el Salón Garden Tent del Hotel Embajador. Así no.

Que nadie entienda este escrito como un alegato anti religioso. La espiritualidad es buena para la salud y no solo del alma, como se ha demostrado científicamente. Rezan hasta los agnósticos porque rezar no solo es cerrar los ojos, levantar los brazos o salir con un megáfono a darle la tabarra al vecino para convertirlo (¿en qué?) o ir a misa los domingos. Que cada quien rece cuando, donde y a quien quiera. Aquí se puede, en otros países decapitan cristianos.

Pero es inadmisible que el presidente de la Cámara de Diputados gaste el dinero del contribuyente en un actividad que no solo se sale de las responsabilidades de su puesto (al que llegó porque los peledeístas se turnan los cargos “este año uno mío, este año uno tuyo”) sino que es una hipocresía simplista.

No recen tanto en público y trabajen mejor. Los ciudadanos exigimos seriedad y las instituciones que ustedes maltratan deben ser respetadas. Si quieren rezar, recen. Los demás también lo hacemos en casa, en iglesias, templos, sinagogas o le damos al yoga sin necesidad de pagar un hotel de cinco estrellas o convocar a la prensa para que tome inspiradoras y beatíficas fotos.

No, no es buena señal que los diputados se vayan a un hotel de lujo a rezar. No implica mejores intenciones ni mayores compromisos. Están de moda las bendiciones pero eso no quiere decir nada. No vacíen el sentido de la oración ni frivolicen con la labor del legislador.

Tómense este país en serio. Amén.