Diario Libre (Republica Dominicana)
“Las princesitas” ganan el panamericano sub-23 de Voleibol.
Antes el cuadro titular del voleibol femenino eran “las mismas seis gallinas” Selección sub23 conquistó ayer su cuarta copa panamericana de voleibol
En su momento las críticas se dejaron sentir alrededor de la selección nacional de voleibol femenino. La andanada venía marcada porque el equipo de damas repetía jugadoras en la mayoría de sus competiciones internacionales.
Desde que el entrenador Jorge Pérez Vento comenzó el proyecto (1994), salvo muy raras excepciones, se trataba de la misma selección sin grandes diferencias y después del sexteto había poca participación para el resto. La jugadora 12 ó 13 en realidad guardaba poca diferencia. “En ese momento no había ni siquiera jugadora 13 y siempre jugaban las primeras seis”, expresa la exselección nacional, Nurys Arias.
Ella, que fue pieza fundamental de esos años iniciales del proyecto de selecciones nacionales femeninas, (olviden eso para esos años en categorías menores) recuerda con detalle lo que atravesó y tiene definida la experiencia. “Cuando él –Pérez Ventoestaba en la selección, él comenzaba y moría con sus primeras seis gallinas. Cuando yo venía de Italia y jugaba, decía que por qué no me daban descanso, pero éramos el mismo grupo. Cuando eran equipos fáciles moría con su sexteto, decía vamos a acabar rápido para que descansen”, recordó.
Esta ocasión, en la actualidad, el asunto es diferente. Las jugadoras 12 y 13 deben ser más consideradas a la hora de desestimar una u otra, salvo que el torneo en cuestión se trate de uno que admita dar una oportunidad. En caso de unos Juegos Panamericanos, Copa Panamericana o Mundial o la Liga de Naciones, la jugadora 12 de la selección nacional femenina de mayores debe tener ciertas condiciones como para jugar incluso en el sexteto o como un cambio defensivo o un bloqueo.
Ahora tomemos como referencia el segmento de los Juegos Centroamericanos y del Caribe y comencemos con los Juegos de San Salvador, 2002, partamos de ahí. La razón es porque fue a partir de El Salvador donde comenzó el dominio centro-caribeño dominicano. Este grupo lo conformaron Juana Saviñón, Yudelkys Bautista, Evely Carreras, Alexandra Casó, Annerys Valdez, Yndys Novas, Nurys Arias, Milagros Cabaral, Francia Jackson (capitana), Kenia Moreta, Sidarka Núñez y Karla Echenique.
Con esa referencia y hasta la cita anterior de los Juegos de Barranquilla, 2018 han participado en total 31 jugadoras, de las que 20 jugadoras han repetido en más de un torneo, con la perenne y “piel de guaya- cán” Annerys Valdez como la única con las cinco ediciones y Prisilla Rivera Brens “piel de acacia” con cuatro.
Mientras cuatro (Saviñón, Novas, Núñez en 2002 y Dahiana Burgos en 2010) jugaron un solo torneo centro-caribeño en el período 2002-2018. Novas fue selección en la de Maracaibo 1998, al igual que Arias. Ese grupo jugó una vez, algunas por antigüedad en servicios, otras por lesiones y sin dudas también porque la competencia subió.
Para la de Barranquilla, 2018 estuvieron ausentes Jineiry Martínez, Bethania de la Cruz, Joselyna Rodríguez y Marifranchy Rodríguez, entre otras.
En 2006 participaron dos jugadoras nuevas; en 2010, siete, en 2014 cinco y en 2018 2. ¿Más difícil o más fácil?
Quizás dependa como se vea. Pero veamos. “Es más fácil, porque como hay más jugadoras que tienen más condiciones para jugar”, entiende Arias, quien ahora es entrenadora de categorías menores del proyecto de selecciones femeninas.
“En realidad trabajamos para seguir teniendo más jugadoras de buen nivel. Mientras más tengamos, te sube la competitividad porque nadie está seguro”, señala Kwiek. “Y mientras más tengamos jugadoras, más difícil se hace por los puestos. Ver quién está mejor para tal o cual torneo es un dolor de cabeza. Para conformar un equipo de 12 o 14 jugadoras ya se hace bien difícil” finalizó.