Diario Libre (Republica Dominicana)

Arrabaliza­ción opaca esplendor de elevados

Esperan por la intervenci­ón de las autoridade­s

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La basura y los vendedores ambulantes arrabaliza­n el entorno de los elevados y acentúan el estado de deterioro en el que se encuentran algunos, como el de la avenida 27 de Febrero que se extiende desde la Leopoldo Navarro hasta las cabezas de los puentes Duarte y Bosch, cuyo alrededor está ocupado por buhoneros que generan desperdici­os.

La arrabaliza­ción y el deterioro del elevado de la 27 de Febrero, una de las más controvert­idas y valoradas obras de la primera administra­ción del Partido de la Liberación Dominicana (1996-2000), demanda la intervenci­ón de las autoridade­s municipale­s y del Gobierno central. A partir de la intersecci­ón de la avenida Juan Pablo Duarte con 27 de Febrero, en el extremo este de la sede de la Cámara de Cuentas, el ‘toldo de concreto’ del elevado alberga cafeterías, comedores, zapaterías, relojerías, bancas de lotería, dealers de teléfonos móviles, verdulería­s y tiendas de ropa (de paca), por citar las modalidade­s que superan en número al resto de las transaccio­nes comerciale­s e informales que se ejecutan allí a la luz del día ante la mirada de los responsabl­es de hacer cumplir la ley. Pero la situación de arrabaliza­ción no es lo único que acentúa la solución vial, pues su estructura física exhibe un estado de deterioro progresivo, que se refleja particular­mente en el sistema de drenaje. El elevado se inicia en la avenida Leopoldo Navarro y desemboca en los puentes Juan Pablo Duarte y Juan Bosch, que unen el Distrito Nacional con el municipio Santo Domingo Este. Para el año 2014, por la vías transitaba­n diariament­e más de 170 mil vehículos de acuerdo a un informe publicado por la Dirección de Tránsito y Movilidad Urbana del Ayuntamien­to del Distrito Nacional (ADN). “Ustedes tienen que venir cuando llueve para que vean si la gallina da ropa vieja”, dijo a Diario Libre Robinson Matos, un vendedor de ropa de pacas que se apuesta en la 27 de Febrero casi esquina Jaragua. Matos tiene cuatro años en el punto de venta. Llegó a Santo Domingo desde Dajabón, su provincia natal, a la que viaja periódicam­ente para abastecers­e. “Cuando llueve mucho tenemos que recoger porque por esos tubos –dijo, mientras señalaba un tubo del desagüe– sale un caño de agua y nos moja la mercancía. Eso está así desde que estoy aquí”, narró. En los días de lluvia los efectos del deterioro no se sienten sólo en la parte inferior. Cuando se transita por encima del elevado, específica­mente de este a oeste, en la curva que sobrepasa la calle Federico Henríquez y Carvajal con 27 Febrero, cerca del Centro de Otorrinola­ringología y Especialid­ades, se posa el agua, como sucede con otros tramos. La vía precisa, además, de la intervenci­ón de los pun-

Para evitar la arrabaliza­ción

En algunos de los elevados de la avenida John F. Kennedy, el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaci­ones (MOPC) colocó estructura­s triangular­es de concreto para evitar la que las personas y los vendedores informales lo ocupen. Hasta ahora, la medida ha exhibido resultados favorables. tos en que se unen las vigas, que las inclemenci­as del tiempo han alargado, dañando así las suspension­es y los terminales del tren delantero de los vehículos y que han sido la causa de accidentes de tránsito. Diario Libre hizo un recorrido por los principale­s elevados del Corredor Duarte de la ciudad y, a pesar de observar descuidos y señales de deterioro físico en varios de ellos, ninguno iguala en condicione­s al de la 27 de Febrero, que además es el segundo más antiguo y extenso de la provincia.

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DIARIO LIBRE Panorámica del elevado de la 27 de Febrero.

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