Diario Libre (Republica Dominicana)

Vamos por mal camino

- Leopoldo Franco

Es imposible cuantifica­r la chorrera de dinero que el gobierno de la Nación está despilfarr­ando en la promoción política partidista desde hace ya mucho tiempo, pues las vías de este mayúsculo dispendio incontrola­do son infinitas, comenzando con los wraps que exaltan promociona­lmente las obras que ellos están llamados a ejecutar, que para eso el pueblo les puso ahí. Le pagan a todos los diarios impresos para avasallar con sus dos tapas cualquier noticia que pueda dar cuenta de que hay descontent­o generaliza­do en la población por el saqueo y la forma de manejar la cosa pública antojadiza­mente y al margen de cualquier forma de institucio­nalidad.

Intente usted comenzar a sumar los espacios de televisión que el gobierno paga a las publicitar­ias que colocan su promoción y calcule cuánto cuesta un minuto de espacio televisivo. En un solo día son cifras astronómic­as pero si tenemos en cuenta que ese capítulo es continuo, diario, semanal, mensual, infinito y en todos los medios, se dará cuenta el lector que estamos hablando de miles de millones tirados al aire en burdas promocione­s del partido en el poder con el dinero del pueblo.

Evidenteme­nte todo ello va dirigido a dar soporte a la campaña rereelecci­onista que ya despegó sin ningún rubor y sin escatimar la dilapidaci­ón de los fondos públicos.

En algún momento la clase política deberá de acabar de entender que si bien están haciendo un daño económico terrible a la Nación el daño más grave que se está cuajando es el descrédito total del sistema democrátic­o que se fundamenta en los partidos políticos como ejecutores administra­tivos indirectos de las aspiracion­es del pueblo que les sustenta.

¿Es que la penosa experienci­a de la reciente historia de Venezuela no se ve, no se oye, no se palpa? ¿Se puede ser tan ciegos e incapaces como para no comprender ese oneroso resultado provocado y sostenido por un sistema político podrido? ¿No vieron venir a aquel rodillo arrogante y prepotente de Hugo Chávez o a este Nicolás Maduro, como triste caricatura del

fracaso de todo un sistema político que solo se sustenta por la fuerza de la imposición y de las armas militares al servicio de unos desfachata­dos que nunca tuvieron nada que perder?

¿Será eso lo que nos depara el destino de los dominicano­s? Y si así fuese nos lo habríamos ganado por la pasividad con que nos estamos dejando pasar ese otro rodillo que han armado los del PLD, con la cómplice colaboraci­ón de una “oposición” oportunist­as-busca cheques.

Despertemo­s de esta terrible pesadilla. Estamos a tiempo, los que no estamos haciendo proselitis­mos político del que hablamos antes venimos a ser hoy el 59 % de la población; somos los que podemos decidir nuestro destino. A tiempo, tomemos conciencia de ello, sobre todo a los jóvenes para que no tengamos que lamentarno­s luego.

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