Diario Libre (Republica Dominicana)
Ni uno más ni una menos
suicidas y de la colectividad humana que observa aterrada e impotente el círculo de la violencia y el escalamiento de la violencia en una familia.
El título de este artículo, por lo tanto hace un llamado a que Ni un hombre más se convierta en asesino de mujeres y Ni haya una mujer, joven o niña menos asesinada por el simple hecho de ser mujer, víctima del machismo.
Educación para una vida sin violencia de género
En nuestro país, numerosas organizaciones realizan un esfuerzo considerable para dar asistencia a la mujer victimizada. El Ministerio de la Mujer, por misión institucional, desarrolla programas desde diversas vertientes de atención coordinando y articulando el trabajo de otras instituciones para la atención, prevención, intervención y seguimiento de las víctimas de violencia intrafamiliar y de género. Mantiene los programas de referimiento a abogadas o psicólogas; provee asesoría legal y asesoría psicológica. Organismos no gubernamentales como el Patronato de Ayuda a Casos de Mujeres Maltratadas, PACAM, y la Fundación Basta Ya, entre muchas otras, y unos cuantos organismos internacionales educan a la población, demandan servicios, implementan programas para alertar a la mujer sobre la violencia de género, guiarla su búsqueda de recursos y ayudarla a salir de la situación de violencia. Promueven la participación de hombres en los programas para que aprendan a reconocer en sí mismos señales de machismo y a controlar sus impulsos.
Nada parece cambiar sustancialmente, a pesar del gran esfuerzo y la sinceridad en las intenciones, entonces cabe preguntarse, ¿es esto suficiente?
Las crecientes estadísticas de feminicidios pueden deberse al aumento en la población, a que la mujer inicia cada vez más joven relaciones sentimentales, o a que la sociedad en su conjunto está aceptando, sino promoviendo, conductas machistas.
Estudiosos de la violencia de género y el machismo afirman que la violencia de género es un comportamiento aprendido. La educación sexista inculca al niño la visión estereotipada de la superioridad del hombre