Diario Libre (Republica Dominicana)
En la vida doméstica, se educa a los chicos a esperar que la madre, las hermanitas y otras mujeres de la familia les sirvan y les quiten responsabilidades domésticas. En el ambiente académico y laboral, la mujer dominicana demuestra un gran empuje. Llena
sobre la mujer y el uso de la violencia para dominar a la mujer.
En la vida doméstica, se educa a los chicos a esperar que la madre, las hermanitas y otras mujeres de la familia les sirvan y les quiten responsabilidades domésticas. En el ambiente académico y laboral, la mujer dominicana demuestra un gran empuje. Llena las aulas universitarias y es parte activa de espacios tradicionalmente machistas, por ejemplo los departamentos policiales, e incluso son preferidas a los hombres en empleos donde la honradez es un requisito primordial. Sin embargo, los logros de la mujer generan resentimiento, especialmente en hombres no calificados, incapaces de valorar el tremendo esfuerzo de realizar una carrera y ejercer una profesión demandante cuando al mismo tiempo se ejercen otros roles como el cuidado del hogar, de los padres, de los hijos y hasta del esposo, como si fuese un hijo más.
En nuestro entorno social hemos fortalecido patrones culturales muy lesivos a la mujer, la figura de la chapeadora ya forma parte de un estereotipo en el que se ven reflejadas jóvenes y niñas, no porque lo sean, sino por la posibilidad de serlo, pero no hay un término contraparte para el hombre corruptor de jóvenes. La violencia de género que evidencian las canciones urbanas es tal que en un esfuerzo por contrarrestarla, los integrantes del grupo cristiano “Contra La Corriente RD” produjeron el video “Cambia la letra” que sugiere: “oye papá, esa no es la forma. Cambia la letra”, “Pa’ pega’ no hay que dañar”, “Recuerda que naciste de una mujer, no le faltes el respeto, no la llames de esa manera”.
Es un esfuerzo digno de alabanza, pero ¿será suficiente esa sugerencia? ¿Qué tal la censura y sanciones a los seudos-músicos que maltratan el colectivo femenino con sus vulgaridades e insultos a la mujer?
Cabe esperar que el estado, se acoja a los postulados del artículo 5 de la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer de la Asamblea General de las Naciones Unidas que dicta “los Estados Partes tomarán todas las medidas apropiadas para modificar los patrones socioculturales de conducta de hombres y mujeres, con miras a alcanzar la eliminación de los prejuicios y las prácticas consuetudinarias y de cualquier otra índole que estén basados en la idea de la inferioridad o superioridad de cualquiera de los sexos o en funciones estereotipadas de hombres y mujeres.” Embotados en un mundo de educación distorsionante, juka, alcohol y música peyorativa contra la mujer, el hombre dominicano espera un rescate del machismo que lo hunde y lo convierte en asesino. Hagamos algo por rescatarlo. Un gran sueño para un mundo más igualitario y más justo, para evitar la gran angustia que pesa sobre nuestras conciencias cuando vemos que nuestros barrios y nuestros pueblos, y todos los sectores sociales de nuestro país, mujeres y hombres están aquejados de ese grave mal del feminicidio.