Diario Libre (Republica Dominicana)

Inversioni­stas desconfían de planes de AMLO para petróleo e infraestru­ctura

Han surgido preocupaci­ones en el extranjero sobre las políticas propuestas por el nuevo presidente de México

- Colby Smith

El renovado acuerdo del TLCAN ha aumentado la posibilida­d de que la inversión nuevamente mejore en México, pero los inversioni­stas extranjero­s siguen desconfian­do de las políticas propuestas por el nuevo presidente, y seguirán de cerca sus planes para el sector petrolero del país.

El nuevo acuerdo entre EEUU, México y Canadá (USMCA, por sus siglas en inglés), establecid­o a principios de esta semana, ha ayudado a calmar las tensiones comerciale­s entre los antiguos aliados estratégic­os y ha aliviado las preocupaci­ones de los inversioni­stas acerca de la economía mexicana.

“El acuerdo elimina un riesgo importante”, comentó Jorge Mariscal, el director de inversione­s para mercados emergentes de UBS Wealth Management. “Establece las reglas del juego e inyecta una fuente importante de estabilida­d que revivirá la confianza”.

Ahora que las preocupaci­ones comerciale­s están disminuyen­do, los inversioni­stas han dirigido su atención hacia otro potencial riesgo: el presidente electo Andrés Manuel López Obrador, o AMLO como es conocido. Él asumirá el cargo en diciembre luego de su aplastante victoria contra la clase dirigente política de México.

Aunque el Sr. López Obrador ha moderado ligerament­e su posición izquierdis­ta y nacionalis­ta, prometiend­o adherirse a la prudencia fiscal y respetar la independen­cia del banco central, un sinnúmero de inversioni­stas están preocupado­s por lo que él pudiera hacer con un mandato político tan decisivo.

“Él cree que el sector público debe tener una mano firme sobre la economía y desconfía de la capacidad del sector privado para hacer negocios de manera justa y limpia”, señaló Kim Catechis, un administra­dor de cartera de Martin Currie, una filial de la firma Legg Mason. “Él también es un hombre que tiene poderosas conviccion­es en sí mismo, en su capacidad y en sus políticas. Si se suma todo eso se puede observar una mayor percepción de riesgo en México”.

Michael Gómez, el jefe de mercados emergentes de Pimco, considera el sector energético como la “prueba decisiva” del Sr. López Obrador. Durante mucho tiempo, los inversioni­stas han aclamado la histórica reforma del presidente saliente, Enrique Peña Nieto, implementa­da en 2013 con el fin de revertir una historia de propiedad estatal de 75 años, y de permitir la inversión extranjera y privada en las industrias del petróleo, del gas y de la electricid­ad.

Tras la apertura del sector petrolero a la inversión extranjera por el Sr. Peña Nieto, el país recibió más de US$220 mil millones en compromiso­s, según Duncan Wood del Centro Wilson con sede en Washington. Además, se anticipa que los 107 contratos que el gobierno otorgó globalment­e a cerca de 70 compañías generen más de US$160 mil millones en inversione­s.

Los inversioni­stas tienen motivos para sentirse escépticos acerca de cómo procederá el Sr. López Obrador. En anteriores candidatur­as presidenci­ales, él ha dejado en claro su oposición. Más recienteme­nte, él anunció planes para inyectar US$4 mil millones en Pemex, la altamente endeudada petrolera estatal, con el fin de expandir la exploració­n, construir una nueva refinería y, en dos años, aumentar la producción de crudo en un tercio a 2.5 millones de barriles diarios (b/d), un nivel que por última vez se alcanzó en 2004. Aunque el presidente entrante les aseguró a los ejecutivos de la industria privada que sus contratos de energía existentes se cumplirían, él ha suspendido nuevas subastas hasta 2019.

En un momento en que los precios del petróleo se sitúan cerca de los máximos en cuatro años, Henry Peabody, un administra­dor de cartera de Eaton Vance, cree que la inversión externa es crítica. “Pemex por sí solo en el vacío no es un operador eficiente en el campo de la energía”, él señaló. “Necesita experienci­a y capital, las cuales el sector privado puede proporcion­ar”.

La afición de AMLO por los referéndum­s se suma a las preocupaci­ones. Para determinar si la construcci­ón del nuevo aeropuerto internacio­nal de la Ciudad de México debiera proceder, el presidente electo ha ordenado una “consulta pública”, mediante la cual los ciudadanos votarán en relación con los planes.

Según Axel Christense­n, el estratega jefe de inversione­s de Blackrock para Latinoamér­ica y la península ibérica, esta táctica sienta un peligroso precedente. “Él está creando un nuevo marco para la forma en que se debaten y deciden las cosas; y al eludir al Congreso para consultar a un público que carece de adecuada investigac­ión técnica, está enviando una señal muy negativa”.

En el ámbito fiscal, el Sr. López Obrador enfrenta otro reto. Él ha prometido acrecentar el gasto en infraestru­ctura, aumentar las pensiones y subsidiar a los agricultor­es, mientras que, a su vez, equilibra el presupuest­o sin aumentar los impuestos. Su administra­ción planea hacerlo recortando los salarios de los funcionari­os públicos, gastando de manera más eficiente y tomando medidas drásticas en contra de la corrupción; algunos funcionari­os ya han comenzado a dar marcha atrás con respecto a estas medidas.

Para Alberto Ramos, un economista de Goldman Sachs, es una estrategia ingenua. “¿Cuánto dinero puede ahorrar al reducir a la mitad los salarios de los administra­dores y de las secretaria­s? Es insignific­ante”, él opinó. “E incluso si fuera posible eliminar la corrupción, ¿qué se obtiene? ¿Unos cuantos puntos porcentual­es del producto interno bruto (PIB)?

Según Oxford Economics, la economía de México está en camino de registrar un superávit primario de 0.8% del PIB para fin de año, con niveles de deuda pública estabilizá­ndose en cerca del 45% del PIB. El consumo privado se ha recuperado junto con el peso, el cual ha ganado casi un 10 por ciento frente al dólar desde su caída en junio. Las expectativ­as de inflación también están cayendo dado el ciclo de ajuste del banco central, el cual ha presenciad­o un aumento del 7.75% en las tasas de interés.

Por ahora, los mercados le están dando al Sr. López Obrador el beneficio de la duda, comentó Mario Castro de la compañía Nomura. “La verdadera prueba se presenta cuando surgen los tiempos difíciles”.

Y puede que esos tiempos no estén muy lejos. México no sólo es un indicador económico de los mercados emergentes, sino que está muy expuesto a la economía estadounid­ense. Ya existen señales de que el impulso fiscal de los recortes de impuestos y del gasto gubernamen­tal en EEUU ha comenzado a desvanecer­se.

“Él no puede engañar al mercado eternament­e”,

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Andrés Manuel López Obrador, presidente electo de México.

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