Explicando a Bolsonaro

¿Qué permite que tipos como Adolfo Hitler, Rafael Leonidas Trujillo, Hugo Chávez y Jair Bolsonaro se presenten ante sus respectivos electorados como opciones de poder y finalmente triunfen?

¿Son sus personalidades avasallantes, o condiciones objetivas en sus países que inducen a los pueblos a casarse con cualquier solución que les ofrezca resolver sus problemas del presente?

¿Es un triunfo de estos personajes o una derrota de una clase política incapaz de ofrecer alternativas razonables al electorado, sino es que está completamente desacreditada?

Como estas, son muchas las preguntas que pueden hacerse para tratar de explicar el éxito de estas fórmulas “suicidas” que usan los pueblos para expresar su insatisfacción con un estado de cosas que el sistema político se ha mostrado incapaz de resolver.

Hoy, Brasil vive ese dilema con el candidato de ultra derecha Jair Bolsonaro, que parece encaminado a ganar las elecciones del domingo, ante el grito de los liberales del continente.

Bolsonaro es un sujeto capaz de expresar que “estoy a favor de la tortura y tú sabes que lo estoy.” “El error de la dictadura fue torturar y no matar”, y con relación a los gays, “No voy a combatir ni a discriminar, pero si veo a dos hombres besándose en la calle, les voy a pegar.”

En un país que ha estado en recesión económica, en completo desorden, con sus dos presidentes anteriores acusados de fraude y con uno de ellos en la cárcel, ¿a alguien le sorprende que el pueblo vote por un tipo así?

El pueblo brasileño sufrirá a Bolsonaro, pero no será su culpa.