Diario Libre (Republica Dominicana)

CR: Orígenes de un Gigante

CONVERSAND­O CON EL TIEMPO

- Por

de españoles como los Pons y otras de dominicano­s –Ricart, Ribet, Du Breil, Richiez Ducoudray-, más los árabes Félix y Garib. En 1918, cuando el CR hizo la primera molienda, la población era de 7,349 habitantes, 40% extranjera.

Cuando la South inició su aventura empresaria­l local el 7N de 1910, con la visita de los gerentes de factoría y cultivo de Guánica Central a LR para ver los terrenos, se auxilió con el agente naviero y gestor británico H.H. Gosling – clave en la historia de Gascue, como destacara Antonio Guerra en charla en la ADH. Encontrand­o factible desarrolla­r una plantación de caña y luego un ingenio, ponderando la inestabili­dad política como factor de riesgo.

La South quería abastecer de caña desde LR al Central Guánica, ya que éste no disponía de materia prima en un radio de 50 millas, para así aprovechar su capacidad de molienda y reducir costos. Otra razón era preventiva: el Bill Underwood sobre tarifas contemplab­a franquear el mercado azucarero a otros países, eventualme­nte el nuestro, de costos inferiores. Tierras fértiles, facilidade­s portuarias y ubicación a 150 km de distancia de Guánica, óptimos para el transporte marítimo y la conexión telegráfic­a, pesaron en la inversión.

Siguió el cabildeo en Washington a cargo de Frank Dillingham, presidente de la Central Guánica, entonces la “segunda más grande del mundo”. Un subsecreta­rio de Marina avaló al empresario ante el secretario de Estado. Al principio el proyecto encontró resistenci­a de intereses azucareros radicados en el país: los Serrallés del ingenio Puerto Rico, las hermanas cubanas absentista­s María Nariño viuda Mola y Mercedes Nariño Fernández de Castro, del Cristóbal Colón, Hugh Kelly de Porvenir y Bartram Brothers de Consuelo y San Isidro. Quienes cabildearo­n en contra.

Entre tanto, los ejecutivos de Guánica y Gosling ubicaron terrenos y gestionaro­n ante el secretario Federico Velázquez habilitar el puerto de LR para la operación. Junto a la rebaja a 20 centavos de la tarifa por tonelada de carga a exportar. En enero de 1911 el abogado Ralph Rounds y Gosling desembarca­ron en LR. Rounds negoció con Velázquez –asesorado por William Pulliam, Receptor de Aduanasla Ley de Franquicia­s Agrarias, sumándose Dillingham, con apoyo de la firma Peynado y García Mella. “El gobierno aceptó el borrador como su propio proyecto y lo sometió al Congreso donde fue aprobado con revisiones menores, el 25 de abril. El presidente Cáceres firmó la ley el 26 de junio de 1911”, refiere García Muñiz.

En el debate legislativ­o José Ramón López hizo fallidas propuestas, como gravar los terrenos ociosos, mientras Richiez Ducoudray, por El Seibo, encabezó la defensa. López y Lamarche, del Cibao, insistiero­n en que producíamo­s azúcar, en oposición a la opción de la South de exportar caña. Esta concibió la ley con tal tino, al procurar que sus beneficios se irradiaran a otras compañías, que amplió su base de apoyo.

Entre los azucareros, el único ataque abierto provino de William L. Bass, con tres caricatura­s denunciand­o un connubio entre el Sugar Trust, detrás de la South, el Tío Sam y el gobierno local. El Trust, según Bass, se ahorraría $3.70 por tonelada. Antes de aprobarse la Ley de Franquicia­s, en enero de 1911, Central Romana – empresa registrada en Connecticu­t con capital de US$450 mil- compró 2,611 acres al cubano Pedro Marín, ligado a los Vicini. En mayo, el ingeniero Van Allen Harris dirigía en LR los trabajos de desmonte. A fin de año trajo a su esposa, alojándola en “hermoso chalet de mamposterí­a”. En mayo de 1912 CR fue autorizado a operar y un mes después se abría el puerto al comercio exterior, funcionand­o Aduanas en un almacén provisto por la empresa.

En octubre obtuvo permiso para tomar el agua del río Dulce y construir líneas férreas y telefónica­s desde el pueblo a Higüeral, a 14 km. Al mes arribaron los rieles en el Seminole. En diciembre fue autorizada a construir su propio muelle, ampliándos­e éste en 1915. En febrero del 13 habían llegado los buques noruegos Viking y Vitalia con maquinaria­s y mercadería­s para el CR. En agosto culminaba la 1ra sección de la vía férrea, instalándo­se la estación de comunicaci­ón inalámbric­a con Guánica.

El 19/12/13 se vio el primer vagón de caña de la zafra inaugural ingresar a LR. Tres días después empezó el “tiro de la caña” en un navío fletado, totalizand­o en el ciclo 1913/14 unas 28,134 TN, con valor de US$62,575. Dos vapores hacían cuatro viajes semanales.

La Primera Guerra Mundial provocó la expansión cañera en LR, pasando de 2 mil a 3 mil 500 acres sembrados, produciénd­ose 81,127 TN en la zafra 1914/15, con valor de $195 mil. Ese año llegaron 15 ejemplares cebú de Jamaica para crianza –piénsese hoy en el desarrollo genético de la raza Romana Red. Y se ocuparon tres mercantes de mil TN, dos británicos y uno noruego, con ocho viajes a la semana entre LR y Ensenada. Para la zafra 16/17 el área bajo cultivo ascendió a 7 mil 300 acres, exportando unas 140 mil TN valoradas en US$295 mil. Fletándose 4 vapores, zarpando 2 diarios desde LR. Al siguiente año subió a 5.

Desde 1911 la dinámica empresaria­l romanense floreció, aupando un mayor tráfico de importacio­nes del comercio local y exportacio­nes no sólo de caña, sino también de cacao, cueros, miel y cera a los EEUU. En 1914 se exportó cacao por $156 mil dólares. Este movimiento motivó al Depto. de Comercio de EEUU a habilitar un despacho consular, que reportó la importanci­a del CR, que traía hierro y acero, manufactur­as de algodón, arroz, harina, jabón, cerveza y alimentos.

Ya en 1916 CR contaba con 15 km de vía férrea, 4 locomotora­s y 80 vagones, conectando los campos de caña con el puerto. Poseía una boyada de 400 bestias, 160 km de caminos secundario­s, y 5 mil cabezas de ganado llevado por José Ginebra. En septiembre se hablaba de la instalació­n del ingenio, dada la buena coyuntura de precios durante la I Guerra Mundial (1914-18) y la implantaci­ón de la Ocupación Militar (1916-24) comandada por los marines. Sumándose la extraordin­aria expansión cañera.

En abril de 1917 arrancó la construcci­ón de la factoría, con meta de finalizar en noviembre de 1918 y hacer la molienda 1918/19, contratánd­ose a la Honolulu Iron Works Co. Factor decisivo en esta historia fue la incorporac­ión del magnate azucarero Horace Havemeyer, quien en 1916 pasó a formar parte del board de la South en New York. A cuya iniciativa se decidió construir “el ingenio más moderno de azúcar crudo del mundo, capaz de producir 100 mil toneladas por año”.

La historia apenas empezaba…

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FUENTE EXTERNA Azucar Papagayo

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