Diario Libre (Republica Dominicana)
José Del Castillo
LA PRESENCIA EN EL país de la South Porto Rico Sugar Company constituida en 1900 en New Jersey propietaria del Guánica Central en el Suroeste de Borinquen-, arranca a finales de 1910 con la visita exploratoria de algunos ejecutivos a La Romana. Entonces una pequeña comunidad que había intentado despegar impulsada por el gobierno de Heureaux, que otorgó franquicias a inversionistas extranjeros para establecer negocios de hospedaje turístico invernal para “norteamericanos acomodados”, ferrocarril, embarcadero, plantaciones de guineo, café y cacao, y refinería de petróleo.
Concretándose en 1896/97 mediante concesión por 25 años al franco cubano Enrique Dumois, quien plantó 50 mil matas de guineo y construyó una refinería. Empleando a 3 americanos, 14 cubanos, 14 dominicanos, 12 puertorriqueños y 37 cocolos. Al expandirse, Dumois contrató 500 braceros para la tala y otros trabajos (150 criollos en tareas agrícolas), intentando traer 350 desde Cuba y Canarias.
En 1897 un vapor noruego desembarcó el primer cargamento de petróleo, de cuya refinación se generaba un llamado gas morado que alcanzó éxito comercial. Al siguiente, finalizada la guerra Hispano-cubana-americana, Dumois vendió sus operaciones a Pedro Lluberes, tras invertir 190 mil dólares. En 1901 el Cherokee
descargó 5 mil cajas de petróleo. Un año antes embarcó 1,609 racimos de guineo de la plantación El Higüeral. Ya en 1903 la refinería habría cesado. Su concesionario Lluberes obtendría mayores ganancias en el negocio ferretero.
En las concesiones ferrocarrileras –que siguieron al inicio del siglo XX-, figuraron azucareros como William L. Bass, dueño de Consuelo, interesado en expandir la frontera cañera desde Macorís hacia El Seibo. Contemplando a La Romana, donde adquirió terrenos con un ingenio en mente, que vendería luego a la South. Igual los Vicini, adquirientes de tierras de la Sucesión Heureaux, con proyecto que uniría Macorís, El Seibo y LR, iniciado en enero y paralizado en diciembre de 1907.
Pese a estos reveses, la actividad portuaria y comercial –con embarques de productos seibanos, en especial cacao- cimentó una pequeña comunidad que creció a una tasa anual de 9% en el primer decenio del XX, al pasar de 478 habitantes en 1900 (19% extranjeros) a 2,416 en 1909 (30% en la zona urbana).
Humberto García Muñiz –en su obra De la Central Guánica al Central Romana
que presentara quien suscribe en la Adhnarra que a esa época, el pueblo contaba con 8 calles, 2 plazas, 92 casas, 13 tiendas mixtas, 13 de provisiones, 3 almacenes, 2 lecherías, farmacia y restaurant con billar. Había un barbero, un sastre, 4 panaderías y una fábrica de baúles. El comercio de exportación e importación más importante era del alemán Hans Van Kampen, vendido a Carl Quentin. Cuatro casas comerciales