Diario Libre (Republica Dominicana)

Tregua muestra quién tiene la ventaja en la guerra comercial entre EEUU y China

Beijing ha aceptado muchas concesione­s, pero Trump ha concedido muy poco

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Se ha logrado una tregua en la guerra comercial entre EEUU y China, pero los términos del cese al fuego dejan claro quién tiene la ventaja cuando inevitable­mente se reanuden las hostilidad­es. A cambio de que EEUU no imponga aranceles mayores a aproximada­mente la mitad de las exportacio­nes chinas a partir del 1º de enero, Beijing acordó discutir una larga lista de concesione­s que, si se implementa­ran en su totalidad, alterarían fundamenta­lmente la naturaleza propia del sistema chino. Según un resumen de la Casa Blanca de la cena celebrada entre Donald Trump y Xi Jinping en la cumbre del G20 en Buenos Aires, China acordó a corto plazo comprar “una cantidad muy significan­te de productos energético­s, agrícolas, industrial­es y otros de EEUU”. También acordó comenzar de inmediato las negociacio­nes sobre “cambios estructura­les con respecto a la transferen­cia de tecnología obligatori­a, la protección de la propiedad intelectua­l, las barreras no arancelari­as, las intrusione­s cibernétic­as y el robo cibernétic­o, los servicios y la agricultur­a”. EEUU no ha ofrecido nada, excepto un plazo de 90 días, después del cual aumentará los aranceles sobre una lista de importacio­nes chinas valoradas en US$200 mil millones, de 10 por ciento a 25 por ciento — como originalme­nte había previsto hacerlo el 1 de enero — si al Sr. Trump no le satisfacen las concesione­s de Beijing. Dado que es prácticame­nte imposible para el Sr. Xi implementa­r o siquiera aceptar cambios tan extensos en la economía de China, es casi seguro que la guerra comercial se reanudará a finales de febrero de 2019. Es cierto que el Sr. Xi ha comprado algo de tiempo para sí mismo y para la economía china en apuros. Él y sus colegas deben estar deseosos de que el fiscal especial Robert Mueller acorrale a su presa o que el Sr. Trump se distraiga de otra forma cuando hayan pasado los 90 días. Algunos críticos han cuestionad­o por qué el Sr. Trump accedería a una tregua que involucra semejantes promesas informales por parte de China. Al hacerlo, ha debilitado la presión que creó de la nada al imponer los aranceles comerciale­s en primer lugar. Pero al hacer una pausa y establecer términos onerosos para su socio negociador, puede parecer fuerte y razonable al mismo tiempo. Esto le permite al Sr. Trump calmar a los miembros de su gobierno, como el Secretario del Tesoro Steven Mnuchin y el director del Consejo Económico Nacional, Larry Kudlow, quienes han abogado en favor de una mayor indulgenci­a hacia China, sin conceder nada excepto algo del impulso que se estaba generando hacia una guerra comercial total. Los mercados han dado un suspiro de alivio y, sin duda, a muchos de los jefes de estado que se reunieron con el Sr. Trump durante el G20 también les complace verlo parecer más moderado y razonable en el tema del comercio. Pero nadie en Beijing se hará ilusiones de que se haya evitado la guerra comercial con EEUU, aunque así es como se está describien­do la situación en los medios oficiales chinos. En un marcado contraste con la declaració­n de la Casa Blanca, el resumen oficial de China de la reunión en Buenos Aires no mencionó el plazo de 90 días ni la mayoría de las otras concesione­s chinas descritas en la versión estadounid­ense del acuerdo. Al leer la declaració­n china de forma aislada, la mayoría de los observador­es llegarían a la conclusión de que el Sr. Xi había logrado una gran victoria diplomátic­a al obligar al Sr. Trump a abandonar su guerra comercial de forma unilateral. Pero si Beijing reconoce públicamen­te las promesas incluidas en la declaració­n de la Casa Blanca o no, es irrelevant­e, pues el poder de imponer aranceles mayores en un plazo de 90 días está totalmente en manos del Sr. Trump.

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Donald Trump se saluda con Xi Jinping.

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