Diario Libre (Republica Dominicana)

Cambio climático está impulsando activismo de la clase media

Los empleadore­s tienen que pensar en cómo tratar con el personal dispuesto a ser arrestado

- Pilita Clark

En los últimos 10 días, dos amigas mías en lados opuestos del mundo han hecho algo totalmente sorprenden­te. Una en Sydney dejó que sus hijos no asistieran a la escuela por un día para que pudieran participar en una protesta. Otra en Londres dijo que estaba pensando en la posibilida­d de ser arrestada. No se conocen, pero ambas fueron impulsadas por lo mismo: su creciente impacienci­a con la falta de acción con respecto a la implementa­ción de medidas para frenar el cambio climático. Estas mujeres, como yo, son tediosamen­te respetuosa­s de la ley. Normalment­e lo que más se acerca a una marcha en sus vidas es cuando tienen que correr para llegar a tiempo a una clase de pilates. Ninguna de las dos ha participad­o en una reunión parecida a las conversaci­ones sobre el clima de la ONU de esta semana en Polonia, que tienen el objetivo de mantener vivo el acuerdo de París 2015. Ambas forman parte de un estallido de activismo climático de la clase media que tiene pocos precedente­s recientes, ningún líder famoso y muchas implicacio­nes interesant­es para los empleadore­s. Los hijos de mi amiga de Sydney formaron parte de los miles de estudiante­s en toda Australia que se declararon en huelga el mes pasado porque, como escribiero­n dos de los estudiante­s, “¿Cuál es el punto de aprender sobre los hechos en la escuela si las personas en el poder los ignoran?” Esto presentó un dilema inusual para las escuelas de todo el país. ¿Deberían castigar, ignorar o excusar a los alumnos absentista­s en huelga? Ante la ausencia de precedente­s obvios, algunos departamen­tos de educación amenazaron con tomar medidas disciplina­rias, mientras que otros elogiaron a los jóvenes “ciudadanos globales”. Esta situación es sólo una muestra de la confusión que los empleadore­s británicos podrían enfrentar si mi amiga de Londres es un ejemplo de lo que podría suceder. A ella le atrajo un grupo llamado Rebelión contra la Extinción, un movimiento de protesta climático no violento inspirado por Gandhi que surgió de la nada y recluta específica­mente a personas que desean ser arrestadas y encarcelad­as. Miles de sus partidario­s han invadido las calles de Londres en las últimas siete semanas para bloquear puentes, detener el tráfico, pegarse a edificios gubernamen­tales y ocupar la sede de Greenpeace, donde le urgieron cortésment­e a la organizaci­ón que “intensific­ara sus actividade­s”. Los organizado­res dicen que 150 personas han sido arrestadas hasta el momento y afirman que esto es sólo el comienzo. Veremos. Es difícil imaginar a centenares de personas, especialme­nte las empleadas a tiempo completo, dispuestas a ser arrestadas. Los antecedent­es penales pueden complicar las cosas, como obtener una visa, encontrar un nuevo trabajo y mantener un viejo.

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↑ Un grupo de personas participa en una protesta por el cambio climático, en los exteriores del Parlamento, en Canberra (Australia).

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