Diario Libre (Republica Dominicana)

La frontera: una zona de conflicto sin posibilida­d de solución a la vista

Historias de tráfico, corrupción, secuestros, asesinatos y tiroteos

- Ariel Pérez

SANTO DOMINGO. Desde Montecrist­i hasta Pedernales, en ambos límites de República Dominicana y Haití les es muy difícil a las personas que viven en esas zonas distinguir y en algunos casos, hasta respetar la división que los separa.

Desde que en 1929 se estableció la división oficial de la isla, con el beneplácit­o de ambas naciones, no ha parado de haber conflictos entre ciudadanos de un lado y otro, por provocacio­nes también de un lado y otro.

La historia de sucesos y confrontac­iones es enorme, pero sólo el año pasado, al menos cinco eventos obligaron al Gobierno dominicano a ‘reforzar’ la frontera para calmar las tensiones y evitar males peores.

El primer hecho fue el asesinato de dos agricultor­es, Julio Reyes Pérez y Neida Féliz Urbáez, por parte de unos haitianos, ocurrido a principios de marzo en Pedernales. Los dominicano­s reaccionar­on como otras veces, atacando a otros haitianos y destruyénd­oles sus posesiones.

La tensión llegó al punto de que muchos ciudadanos se asociaron y amenazaron a los ‘invasores’ con que tenían veinticuat­ro horas para irse a su país; el Gobierno dominicano tuvo que intervenir e incrementa­r la dotación policial.

Un mes después, en abril, un soldado dominicano mató a un haitiano luego de que un grupo agrediera con piedras a una patrulla.

En cada ocasión, el Gobierno fue reactivo y envió refuerzos para calmar los fuegos y posibles retaliacio­nes de uno y otro lado de la frontera. Sin embargo, ni esto ni las otras acciones que ha realizado el Gobierno parecen ser las soluciones al contraband­o, narcotráfi­co o la entrada y salida de haitianos.

En septiembre del 2018 el Ministerio de Defensa y el Cuerpo Especializ­ado de Seguridad Fronteriza (Cesfront), anunciaron la construcci­ón de un muro desde las pirámides 180 a la 183, con 2.5 kilómetros de longitud, muy cercano a las oficinas de Aduanas y Migración en Carrizal, en una zona que utilizan tanto haitianos como dominicano­s para el contraband­o. En ese entonces, el Ministro de Defensa, General Rubén Paulino Sem dijo: “Desde marzo hemos aumentado la seguridad en la frontera, dotando con personal, equipos y cambios de comandante­s”. Y aseguró que vo puesto de vigilancia en Los Pilones, entre los límites de Peravia y Azua. En esa ocasión, el Instituto Dominicano de Aviación Civil (IDAC), entregó ‘drones’ de la marca Hoversmars­t 100 para el monitoreo de la frontera. Días más tarde, en Elías Piña, se desató un combate entre militares dominicano­s y ciudadanos haitianos que intentaron trasladar un cargamento de cemento sin pagar los impuestos aduanales. El incidente dejó cuatro heridos, tres haitianos y un militar dominicano.

En noviembre la prensa volvió a conocer una nueva historia de terror fronterizo, narrada por dominicano­s profesiona­les de la medicina que fueron bloqueados por una masa de haitianos en la Carretera Internacio­nal, despojados de sus pertenenci­as y a merced de sus secuestrad­ores. Este hecho repercutió en toda la prensa nacional, y provocó la reunión entre el Ministerio de Defensa, Cesfront y la Dirección General de la Policía de Haití para acordar soluciones a conflictos en la frontera.

Antes de que terminase el año, el comandante del ejército, Gonell Regalado, envió 600 hombres más a la frontera. Pero, más allá de los acuerdos, nuevos puestos de vigilancia, muros y la tecnología; el 5 de enero cayó abatido Oriano Montero Encarnació­n, de 24 años, oriundo de Hondo Valle, a manos de un haitiano que no quiso acatar la orden de detenerse cuando la patrulla le exigió.

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ARCHIVO/JUSTO FÉLIZ Un guardia da indicacion­es a una mujer en un paso fronterizo.

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