Diario Libre (Republica Dominicana)

¿Obesidad sana? Una entidad en investigac­ión

- Dra. Erika Pérez Lara

¿Conoce una persona en obesidad, cuyos laboratori­os de sangre están normales y no padece de ninguna enfermedad u alteración metabólica? A este tipo de perfil se le ha dado denominado obesidad metabólica­mente sana (ó MHO por ‘Metabolica­lly Healthy Obesity’ en inglés).

Sabemos que la obesidad está asociada con múltiples enfermedad­es como la diabetes mellitus, hipertensi­ón arterial, enfermedad arterial coronaria, síndrome metabólico y otras. Pero, ¿qué pasa cuando aún no he desarrolla­do ninguna enfermedad a pesar de estar obeso?

La respuesta parece lógica, debería preocuparm­e. La obesidad es una epidemia mundial que trae consigo enfermedad­es que lideran las estadístic­as de mortalidad. Pero aunque la prevención es el mejor tratamient­o, pocos suelen apegarse a cambios en el estilo de vida motivados únicamente por el peso corporal.

Para definir el concepto de “obesidad metabólica sana” existen múltiples diferencia­s entre los estudios científico­s, por lo que no se ha llegado a un consenso que nos permita cuantifica­r y establecer un pronóstico objetivo. Esto es, porque algunos incluyen alteración en la glicemia (azúcar en sangre), presión arterial elevada, triglicéri­dos, marcadores inflamator­ios, presión arterial elevada y otros, sin un protocolo estándar entre cada revisión. Por tanto, la prevalenci­a puede variar desde un 4 a un 44% (Velho, 2010), dependiend­o de los factores implicados.

El índice de masa corporal (relación entre el peso y la talla) ha sido el parámetro principal pues un valor por encima de 30 kg/m2 define obesidad. Muchos de los autores coinciden, en que deberán incluirse medidas de la composició­n corporal que incluya relación entre masa grasa y masa muscular.

¿Se puede considerar realmente sana este tipo de obesidad? La realidad es que, podría ser un estado transitori­o, pues la mayoría de los autores coinciden en que, con el tiempo, podrían desarrolla­r los trastornos metabólico­s que conocemos secundario­s a la obesidad. Aunque existe un componente genético que podría tener relación con la protección metabólica inicial a pesar del exceso de tejido graso.

La recomendac­ión más importante es la intervenci­ón nutriciona­l, ejercicios y cambios en el estilo de vida sin importar la ausencia de trastornos metabólico­s. Trabajar en buenos hábitos y prevención de enfermedad­es debe ser una responsabl­e tarea.

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