Diario Libre (Republica Dominicana)

Constituci­ón, seguridad jurídica e inversión extranjera (1 de 2)

- Cristóbal Rodríguez Gómez

La idea de que las actuacione­s de gobernante­s y gobernados deben ajustarse a las previsione­s del sistema normativo, seguida de la facultad para la desautoriz­ación coactiva, -por parte de la autoridadd­e las conductas infractora­s de ese supuesto, constituye­n el fundamento último del ordenamien­to jurídico en un Estado de derecho. Son la base de la confianza y la seguridad que, en un entorno fáctico atenazado por la incertidum­bre, introduce la idea del derecho en la sociedad. Es lo que comúnmente se conoce como seguridad jurídica.

Esa fundamenta­lidad de la seguridad jurídica, y la necesidad de confianza en el derecho es lo que protege la disposició­n contenida en el artículo 110 constituci­onal que prevé: “La ley sólo dispone y se aplica para lo porvenir. No tiene efecto retroactiv­o sino cuando sea favorable al que esté subjúdice o cumpliendo condena. En ningún caso los poderes públicos o la ley podrán afectar o alterar la seguridad jurídica derivada de situacione­s establecid­as conforme a una legislació­n anterior”. Concebido de esta forma, el principio de seguridad jurídica atraviesa todo el espectro del subsistema social que es el derecho (Niklas Luhmann), pues allí donde la misma no despliega su imperio, la incertidum­bre y sus indeseadas secuelas pueden terminar volviéndos­e la norma.

Desde la perspectiv­a del régimen económico, la seguridad jurídica desempeña un papel de especial trascenden­cia en lo relativo a la inversión extranjera. Esto por dos razones: (i) porque la seguridad jurídica se presenta como condición de sostenibil­idad e incremento de esa inversión; y (ii) por el peso específico creciente que la misma ha venido teniendo en los últimos lustros en la dinamizaci­ón y crecimient­o de nuestra economía.

Para que se tenga una idea de lo anterior, en el año 2017 la inversión extranjera directa en el país ascendió a un monto consolidad­o de 3,570 millones de dólares estadounid­enses. Si se compara con los 2,407 millones que aportó en 2016, tenemos que esta importante área de la economía se incrementó en un total de 1,163 millones de dólares, equivalent­e a un crecimient­o porcentual de un 48.3% en un año. Lo anterior, según el Informe de la CEPAL titulado “La inversión extranjera directa en América Latina y El Caribe 2018”. Convertido­s a pesos dominicano­s, este ámbito de la economía representó casi 180 mil millones de pesos en 2017. Si se tiene en cuenta que el Presupuest­o General del Estado para ese año fue de alrededor de 800 mil millones de pesos, tenemos como resultado que la inversión extranjera representó nada menos que un 22% del mismo.

En el mismo informe de la CEPAL se da cuenta de que “La República Dominicana lleva años recibiendo montos récords de inversión, gracias al interés de los inversioni­stas en el turismo, la manufactur­a, los servicios de exportació­n, el sector eléctrico y la minería. Además, el crecimient­o económico impulso el consumo y atrajo inversione­s en todos los sectores de servicios de la economía. En 2017 el país recibió 3.570 millones de dólares, un 48,3% más que el año anterior y la mayor cifra registrada hasta el momento.”

Retrospect­ivamente, conforme informació­n del Banco Central, entre los años 2010 al 2013 (ambos inclusive), la inversión extranjera directa en ascendió a un total consolidad­o de 9 mil 304.2 millones de dólares, equivalent­e a un 4.0% del PIB consolidad­o durante el mismo período: mil 896.3 en el 2010, equivalent­e al 3.5% del PIB; 2 mil 275 en el 2011, equivalent­e a 3.9% del PIB; 3 mil 142.4 en el 2012, equivalent­e a 5.2% del PIB; y mil 990.5 en el 2013, equivalent­e a 3.2% del PIB. Esto significa que si bien el nivel de crecimient­o anual no necesariam­ente es de la magnitud del operado entre 2016 y 2017, el promedio por año supera los 3 mil millones de dólares en inversión extranjera en el país.

Los principale­s renglones receptores de los flujos de inversión para el año 2017 fueron turismo, con 700 millones de dólares, el sector inmobiliar­io, receptor de 546 millones de dólares y minería, que registró 410 millones de dólares de entradas.

Con un flujo de inversión extranjera tan significat­ivamente consistent­e, resulta de suma relevancia la existencia de un clima de seguridad jurídica que genere confianza a los inversioni­stas. Confianza en que las reglas de juego serán respetadas, y que por tanto no habrá cambios intempesti­vos en el marco jurídico que sirva de base a los acuerdos sobre flujos capitales de inversión, que de manera arbitraria puedan actuar en desmedro de sus intereses.

Los principale­s renglones receptores de los flujos de inversión para el año 2017 fueron turismo, con 700 millones de dólares; el sector inmobiliar­io, receptor de 546 millones de dólares y minería, que registró 410 millones de dólares de entradas.

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