Maduro, esa pesadilla

La causa no es Maduro, la causa es el sistema. ¿Cómo llegan siete toneladas de oro venezolano a Nigeria? ¿Cómo se vive con una inflación de 1.000.000%? Más difícil... ¿cómo se recupera un país al que se le ha destrozado el tejido productivo y social? Para empezar, dice una empresaria venezolana, sacando a los cubanos que controlan desde los cuarteles hasta los servicios de notaría y registros. Será, dice otra expatriada... la segunda independencia de Venezuela.

Para los venezolanos la crisis de energía eléctrica ha sido inmanejable. Un país productor que regalaba no solo petróleo, también plantas generadoras a los países de su área de influencia, está a oscuras.

Cuentan que la crisis humanitaria se traduce en hambre, enfermedades, muertes en los hospitales, pillaje, saqueos, emigración forzada de los profesionales... Los ganaderos que resisten a las expropiaciones, a los guerrilleros (las FARC) o al chantaje militar son admirados por su resistencia. No es que puedan hacer mucho más. Resistir.

Al oro se suman los miles de millones de dólares que ya tratan de ubicar firmas de abogados en España. Los militares, enriquecidos hasta el absurdo, controlan amplias zonas del país, especialmente las mineras.

¿Cómo se llega a los extremos de degeneración política a los que ha llegado el chavismo, ahora con Maduro? Por la ceguera de las fuerzas sociales y civiles que pudieron haberlo evitado, reflexiona la empresaria. Por la hipocresía de la izquierda internacional, incluidos gobiernos y organizaciones supranacionales “imparciales”, completa otra interlocutora.

Hasta hace un mes, Venezuela exportaba petróleo a los Estados Unidos. Cerrado ese trato, ahora “es el Imperio el que con su embargo causa la crisis humanitaria”. Venezuela sigue secuestrada en esa pesadilla que Maduro se niega a terminar. 