Diario Libre (Republica Dominicana)
Pacientes del antiguo Siquiátrico reflexionan al ver el documental “Cacú”, producido por Diario Libre
La producción audiovisual se proyectará próximamente en salas de cine locales. Ha sido presentada en festivales internacionales y en la ONU, y ha ganado tres premios
PEDRO BRAND. —Hoy les vamos a contar una historia muy bonita —le dice el siquiatra Yino Martínez a una treintena de adultos que se atienden en el Centro de Rehabilitación Psicosocial, antes llamado Hospital Psiquiátrico Padre Billini y coloquialmente “El 28”. —¿Quién conoce la tortuga carey? —le pregunta a una audiencia que le presta atención o está con la vista ida o inquieta.
—Yo —responde una mujer que sufre de bipolaridad. —Y sé que los huevos son afrodisíacos.
El doctor, como si narrara un cuento a niños, aprovecha la referencia de la interna para explicar que pescadores que se dedicaban a capturar esa y otras especies de tortugas, para venderlas y comercializar sus huevos, amenazaban la vida de estos reptiles que anidan en las costas dominicanas.
Les explica que una persona conoció a esos pescadores y se interesó en entender por qué atentaban contra la fauna marina. —Esa persona que hizo ese reportaje (documental) se llama Marvin del Cid y lo tenemos aquí. Es él, vamos a darle un aplauso.
Desde el día anterior, el fotorreportero Del Cid estaba impaciente. A pesar de que había proyectado su documental en las Naciones Unidas y en festivales internacionales, y ganado tres premios, no sabía cómo reaccionarían personas que son tratadas por problemas de salud mental al audiovisual de 73 minutos titulado “Cacú: un cambio por la vida”.
El documental, producido por Diario Libre, cuenta la historia de cinco pescadores de la playa Manresa, del Distrito Nacional, que pasaron de cazar tortugas para comercializar su carne y huevos al conservacionismo.
—Al final, si tienen alguna pregunta de lo que veamos ahí, la pueden hacer —les adelanta Del Cid.
Los pacientes están acostumbrados a ver películas los martes en la mañana, cuando hay cinefórum en el centro. Es miércoles de tarde y los espectadores son unos 34 internos de los 85 que acoge el recinto. Entre estos hay diagnosticados con esquizofrenia o bipolaridad crónica. Uno de ellos tiene 20 años recluido.
Se enciende el proyector y se reproduce el documental. Del Cid mira a la audiencia; quiere ver cómo reaccionan sus rostros. En un momento, sale del salón. Así lo prefiere para calmar su ansiedad.
—¡Shhh! —susurra una interna a sus compañeros, con su dedo índice en los labios, para reclamarles silencio.
En un momento, la toma en la pantalla es de los huevos de las tortugas.
—Son huevos de codorniz —dice una paciente que antes era secretaria ejecutiva pero su salud mental se afectó y tiene 10 años interna.
Una doctora le explica que no son huevos de co- dorniz. La señora sigue mirando la proyección. Cuando en el documental se expone la venta ilegal de concha de tortuga carey, la mujer dice:
—Es un negociote. De repente ve una toma del mar bravío y casuchas destruidas por los vientos del huracán Mathew, que pasó cerca de la costa sur de la República Dominicana en 2016. Observa las viviendas desbaratadas de los pescadores y atina a decir: —Como Gualey. La proyección se termina. Los internos aplauden. Del Cid, sonríe.
—¿Qué les pareció el documental? —les pregunta el doctor Martínez.
—Un gesto muy generoso de su parte —dice una interna que lleva dos años en el centro por bipolaridad.
—Me pareció un trabajo con mucho significado porque siempre he criticado que, en vez de invertir montañas de dinero en tratar de localizar otro sitio donde vivir en otro planeta, pues debemos de cuidar el nuestro —expresa la paciente bipolar con doce años interna. ●
“En vez de invertir montañas de dinero en tratar de localizar otro sitio donde vivir en otro planeta, pues debemos cuidar el nuestro” Una paciente