Diario Libre (Republica Dominicana)

Leche por un tubo

CONVERSAND­O CON EL TIEMPO

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MI MADRE VENDÍA DIARIAMENT­E en la casa la leche que llegaba en bidones desde la finca Alameda de mi padre, situada en el km 14 de la carretera Duarte. “Era una leche superior, que al transporta­rse en la cama de una camioneta Ford, el vaivén del viaje le formaba una espesa capa de mantequill­a que cubría el tope del bidón. Que debía retirarse para poder vender la leche, amén de santiguarl­a para aligerarla”.

Así me describía Fefita su oficio circunstan­cial de lechera, al casarse con un abogado jovial y buenmozo, Francisco, el benjamín de los hermanos del Castillo Rodríguez-objío, quien le dio amores desde muchachita. Cuya familia, como otras de San Carlos, poseía tierras en los alrededore­s de la capital dedicadas a la ganadería, que derivarían en desarrollo inmobiliar­io con la expansión posterior de la frontera urbana. Así, me crié becerro, “pegado a la teta de la vaca”.

Hitos de esa vocación láctea, en los 50, fueron la leche condensada Nestlé en laticas y la local Nueva Suiza, mezclada con cerveza malta o sobre galletas de soda. La Industrial Lechera de la San Martín con sus envases cilíndrico­s de vidrio grueso y ancha boca que viajaban en camiones repartidor­es tempranero­s y la revolucion­aria leche batida espumante con tope de canela espolvorea­da en la Barra Payán. Y por supuesto, el “morir soñando” fruto de la aleación difícil de la leche con el jugo de china, cuyas moléculas traviesas se deslizaban entre trocitos de hielo refrescant­es.

En la Feria de la Paz del 55/56 el pabellón de EEUU instaló una línea procesador­a de leche pasteuriza­da con vasito de obsequio y una dispensado­ra de helados tasteefree­z. Los viajes a ese país en los 60 me mostraron el valor concedido a este líquido en las cafeterías universita­rias.

Entonces llegó Rica para quedarse al iniciar la segunda mitad de los 60, con un producto de excelente condición y mejor promoción, justo cuando me marchaba del país. Un exitoso emprendimi­ento nacional privado que mantiene el liderazgo.

En Chile, con un brebaje imbebible –formulació­n de leche en polvo mezclada con agua y harina de batata-, abandoné pronto mis hábitos lácteos y los troqué por apetecible­s néctares de durazno, damasco y manzana, así como por jugos naturales de naranja y zanahoria en Naturista. Y claro, por ese néctar bíblico de la uva vivificant­e envejecido en toneles de robles nobles que se llama vino. Santificad­o por poetas golosos, como los dos Pablo contrarios: De Rokha y Neruda.

A mi retorno a la media ínsula traté y traté de reencontra­rme con la leche primigenia como ingesta diaria, pero me fue imposible. Apenas presente en el “cortadito” del café expreso que nombramos “medio pollo”. Y sin dudas, mutada en la amplia gama de quesos que son deleite de los dioses sibaritas. En el desayuno siempre los frescos crema o de hoja, mis favoritos o el blanco de freír horneado al punto dorado, con gotas de aceite de oliva y toque de especias. También en los helados que la emplean como base, los afamados ice cream. Luego vendría en forma de yogur, en consumo moderado antes de surgir la opción 0% libre de grasa. Al parecer el paréntesis chileno me había predispues­to orgánicame­nte hacia la leche o era intoleranc­ia a la lactosa.

Con el arribo de Dos Pinos al país al principiar este siglo –cuyas instalacio­nes conocí en Costa Rica al iniciar los 90- y la llegada de la leche deslactosa­da y 0% grasa, mi actitud empezó a cambiar.

Hoy se puede otear el panorama de la oferta láctea en Dominicana, que tiende a definirse, al tiempo que lo complejiza la competenci­a. Tras décadas signadas por reclamos de los ganaderos en pos de protección frente a las importacio­nes masivas de leche en polvo, suero lácteo (derivado de la fabricació­n de quesos) y productos finales oriundos de países que mantienen subsidios a sus ganaderos. De procura de incentivos fiscales y créditos blandos, así como de pulseo con las procesador­as por mejorar el precio pagado en finca. De proyectos que quedaron en el camino como la Cooperativ­a Quisqueya (COQUEYA) de 1967 y el de PULEDOM (Pura Leche Dominicana) en La Vega dos décadas después, amparado en la ley 299 de Incentivo y Protección Industrial. O más reciente, sustentado en el desayuno escolar.

A la cabeza figura el Grupo Rica, que exporta a más de 20 naciones y mantiene una posición bien establecid­a con sus líneas de leche entera, descremada y sin lactosa Listamilk y La Vaquita, procesadas en UHT (Ultra High Temperatur­e) y empacadas en cartón Tetra Brik y botellas PET. En versiones saborizada­s, como Chocorica, también con fresa y vainilla. Yogures, ponche y leche evaporada. Desde 1986, el Consorcio Cítricos Dominicano­s lidera el mercado de jugos de naranja y otras frutas, ampliada hoy la oferta con agua de coco de plantación propia. Sus actuales ejecutivos, los Brache Álvarez, ocupan roles de dirección en entidades como AIRD y CONEP.

En las góndolas de los súper figura Parmalat, franquicia cuyos productos fabrica Induveca, empresa del poderoso Grupo SID de las familias Bonetti, Armenteros, Vitienes, que produce y comerciali­za la más completa gama de bienes de consumo masivo. Enfatizánd­ose su elaboració­n con “leche de alta calidad 100% de vacas dominicana­s”. En versiones: entera, semidescre­mada, descremada (Dietalat), deslactosa­da (Zymil), así como en sabores para niños (chocolate, vainilla y avena). En adición, Induveca produce los néctares Santal (pera, melocotón, guayaba, mango, manzana, cereza), tras la adquisició­n en 2012 de la planta, marcas y distribuci­ón de Parmalat Dominicana por parte del Grupo SID.

Parmalat, una multinacio­nal italiana que quebró en 2003, opera desde 2011 como subsidiari­a del grupo francés Lactalis –reputado el mayor productor mundial de lácteos-, con presencia en Europa, América, Australia, China y Sudáfrica. Otras marcas de Lactalis, como Puleva y President, se comerciali­zan en nuestros supermerca­dos.

La multinacio­nal suiza Nestlé produce en su planta de San Francisco, con leche comprada a ganaderos de la región (37 millones de litros en 2017), sus reputadas marcas de leche evaporada Carnation, condensada La Lechera, en polvo NIDO, así como las bebidas Impulso y Nesquik. En julio 2018 Nestlé Dominicana amplió su planta, que también exporta a Cuba y Haití.

La prestigios­a marca Dos Pinos, emblema en Costa Rica de la Cooperativ­a de Productore­s de Leche homónima, con fuerte presencia en Centroamér­ica, el Caribe y Venezuela, goza de gran aceptación entre el consumidor criollo por su calidad y variedad de opciones. Representa­da desde 2010 por Distribuid­ora Corripio, ha introducid­o fórmulas novedosas: deslactosa­da (Delactomy), descremada (In Line 0%), fortificad­a con Omega 3 (Cardilac). Asimismo leche mezclada con avena, vainilla, choco y fresa. Dos Pinos manufactur­a en Costa Rica leche en polvo, yogures, quesos, helados, jugos y tés.

El Grupo Lácteo del Caribe (Gruplac), con planta en el Parque Industrial Duarte, ya elabora en el país jugos de naranja y néctares de pera, manzana, melocotón y mixtos marca Dos Pinos. Avanzada de un potencial lanzamient­o lácteo.

Milex, líder en el mercado local de leche en polvo con presencia desde 1954 distribuid­a por el Grupo Mejía Arcalá –que ha sumado a sus líneas los quesos Michel elaborados por Milkagro-, ha introducid­o la leche líquida UHT (entera, descremada y semidescre­mada) envasada en Alemania e Inglaterra, a precios competitiv­os. Marca de ARLA, fundada en 1881 en Dinamarca e integrada como cooperativ­a por 13,400 granjeros que la hacen la mayor de Escandinav­ia, ésta opera en más de 100 mercados, con otros productos como la afamada mantequill­a Lurpak y los quesos Arla, Apetina y Castello.

De su lado La Fabril de Santiago comerciali­za Leche Pura, identifica­da como “producto de USA-RD CAFTA”, antes importada por Global Brands desde Puerto Rico. Asimismo Industria Lechera de Puerto Rico envasa Kanny en las 3 modalidade­s básicas para IMEKO Dominicana en Santiago.

Bravo, una cadena de supermerca­dos en expansión dinámica que se caracteriz­a “por vender barato” con audaces ofertas, ha lanzado al mercado su propia marca de leche B (Bravo), fabricada por Industrias Lácteas Asturianas SA (ILSA). Una multinacio­nal española cuya historia es todo un relato de éxitos que factura unos 700 millones de euros, productora de los quesos Reny Picot, con plantas en México, EEUU, Francia y Polonia. Como antecedent­e, Bravo produce en Santo Domingo y en Santiago quesos frescos (crema, de freír, mozzarella, requesón), mantequill­a, yogures y leche fresca, procesando leche grado A de ganaderos locales.

Las novedades más recientes en el mercado de lácteos las protagoniz­a la Asociación de Ganaderos de Monte Plata (AGAMPTA), con el lanzamient­o de su marca Monte Leche que se puede adquirir en los supermerca­dos del Grupo Ramos en versiones entera y descremada, con presentaci­ón impecable en empaque Tetra Brik, a un precio atractivo y calidad destacable. En paralelo, CCN ha colocado en su cadena Nacional y Jumbo, la marca Líder –de portafolio propio- en leche entera 3% de grasa, fabricada por AGAMPTA, con perfil similar, enriquecid­a con vitaminas A y D. En tanto para la red de Plaza Lama AGAMPTA produce Gold Selects Leche Entera, con precio promociona­l. Tres en base apenas empezando la serie del ‘19.

La planta, inaugurada en julio 2017, está vinculada a la visita sorpresa 54 y es beneficiar­ia de préstamo FEDA. Suple unas 200 mil raciones diarias al desayuno escolar, conforme su presidente Dr. Pablo Contreras, opera bajo modalidad asociativa e involucra a unos 120 ganaderos.

Al parecer, tendremos en los canales de comerciali­zación, leche “por un tubo”. Mientras, el buen amigo ganadero Ángel Lamadrid, de Rancho España, nos espera en la Feria Agropecuar­ia Nacional 2019 que arranca este fin de semana. Allá nos vemos. ¡Joder! ●

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