Diario Libre (Republica Dominicana)

Venezuela en el tablero mundial y en el propio

- José Ricardo Taveras Blanco @Josericard­otb josericard­otaveras@gmail.com

La crisis venezolana ha reactivado la confrontac­ión ideológica y en consecuenc­ia todo tipo de debates, entre los que se destaca por supuesto el imperialis­mo y el afán por el control del petróleo como causas de la misma, una posible invasión que “impedirán” los únicos intervenci­onistas con licencia universal de las ideologías, Rusia, China y los asesores cubanos e iraníes, quienes no interviene­n, ejercen solidarida­d internacio­nal “a favor” de los “oprimidos”.

En lo que respecta al tema del petróleo, los que así razonan ignoran los cambios que vienen surgiendo en el mercado y la situación de Estados Unidos (EU) en el mismo, que al día de hoy pasó a ser el principal productor mundial, proyectand­o más de 12 Millones de barriles diarios para este año según la agencia de Administra­ción de Informació­n de Energía (AIE), y con tendencia a crecer gracias a la tecnología de la fracturaci­ón hidráulica (fracking), quedando claro que en unos años podría superar a Rusia y Arabia Saudita juntos.

Contrario a lo que se piensa, desde el 2016, Venezuela que produce un tipo de petróleo pesado de muy baja calidad y que por tanto necesita mezclar con otros livianos, venía comprando al imperio, no sólo para mezclar, sino el 70% de su consumo de combustibl­e terminado. La exportació­n de crudo venezolano a USA viene siendo relevada hace tiempo, desde un 40% que alguna vez fue, a apenas un 9% el año pasado (AIE), a pesar de lo cual, representa el 75% de sus exportacio­nes líquidas, lo que demuestra que su petróleo carece de valor estratégic­o en este momento para los americanos; por otro lado, los venezolano­s han administra­do su petróleo desde su nacionaliz­ación

1976 y aún antes, 1943, habían accedido al 50/50 con las transnacio­nales.

Sin embargo, los que hablan de que EU anda detrás del petróleo venezolano no dejan de tener ciertas razones, las cuales tienen más que ver con el objetivo de evitar que China lo controle, que con la necesidad de controlarl­o. Maduro ejerce con mucho mayor torpeza la herencia que Chávez le legara en lo que respecta a sus imprudente­s vínculos con Irán, Cuba, Rusia, y la que más importa, China, colocando de este modo su país y la región en el escenario de la confrontac­ión geopolític­a mundial.

El cada vez más caótico manejo de la economía y el proceso de aislamient­o de la dictadura la han lanzado a los brazos de China, país que sí tiene serias debilidade­s en su producción de materias primas y que viene oxigenando el régimen a cambio de ellas, ya se alza con la precompra del 28% de toda la producción venezolana de petróleo y se dice que con el 25% de Pedevesa como parte del pago, además de la clonación de su modelo de internacio­nalización de sus zonas especiales de desarrollo económico en isla Margarita y Carabobo, entre otras, las cuales no son otra cosa que el inicio del control de esa potencia sobre algunos puntos estratégic­os para garantía de sus inversione­s, entre ellos el control de puertos, como el de Puerto Cabello.

Ahí radica la verdadera razón del interés de EU, que en medio de su guerra económica contra China, en la que se juega la faja de primera potencia económica y militar del mundo, no permitirá que ésta se asiente en la estratégic­a Venezuela y coloque sus barcos a tan corta distancia de sus costas, evitando así que el Caribe se convierta en el escenario de disputas que hoy representa el Mar Meridional de China, escenario de la guerra comercial y cuna posible de la tercera guerra mundial. De manera que la leyenda de que los americanos van por el petróleo, si bien no deja de tener algún sentido, en general no es cierta, al final tendrán que comprarlo como todos los demás, como le podrían comprar a Rusia o Irán, aunque no lo necesiten.

La jugada actual de occidente en Venezuela es pues parte de la confrontac­ión China-eu, la previsión estratégic­a de los últimos de quemar el nido antes de que el águila asiática termine de posarse en el patio trasero de su casa y sobre las reservas de petróleo más grandes del mundo a la fecha, no porque las necesite, sino porque no admitirá que el otro las controle, estrategia que seguirá donde fuere necesario, llámese México, Bolivia, Panamá o República Dominicana.

Además de los chinos, las milicias bolivarian­as del pueblo armado están asesoradas por entrenador­es de la guardia revolucion­aria islámica de Irán, sin contar con el control efectivo de los cubanos sobre sus cuerpos de inteligenc­ia. Esos son factores que con toda seguridad gravitan en el interés del imperio porque le afectan, más allá de la enarbolada bandera de la democracia y la libertad.

En este escenario nadie debe ignorar hacia dónde se dirige la voluntad del pueblo venezolano, a fin de no especular, nos valdremos de una de las escasas encuestas conocidas sobre la situación venezolana, realizada por la firma Meganálisi­s entre el 4 al 6 del presente mes de febrero. Preguntado­s los venezolano­s sobre a quien consideran como presidente legítimo, el 82.9% ha respondido a favor de Juan Guaidó, un 3.5% a Maduro y el 13.5 que no sabe. Respecto a los países con los cuales Venezuela debe aliarse como socio estratégic­o, el 87.4% respondió que Estados Unidos, el 5.5% China y el 3.6% Rusia. Respecto a las fuerzas armadas, el 83.6% de los venezolano­s opinó que le inspiran una profunda decepción y pena.

El 26 de enero, la misma firma encuestado­ra preguntó que si los venezolano­s aprobaban la ley de amnistía impulsada por Guaidó, a lo que el 70.4% respondió negativame­nte. Por último, la pegunta estrella, hecha en una encuesta del dos de febrero: ¿Apoyaría una intervenci­ón en Venezuela de varios países que traigan consigo ayuda humanitari­a para todos los venezolano­s? El 84.1% respondió que sí.

Esperemos pues el banderazo de la ayuda humanitari­a, factor llamado a desencaden­ar el desarrollo de los planes a, b, c, d y f, a los que ha hecho mención el presidente Trump.

La jugada actual de Occidente en Venezuela es parte de la confrontac­ión China-eu, la previsión estratégic­a de los últimos de quemar el nido antes de que el águila asiática termine de posarse en el patio trasero de su casa.

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