Peligro para el Fondo

Las sugerencias sobre reformas estructurales cayeron más bien en el ámbito de las oportunidades que en el terreno de las respuestas a condiciones críticas

El Fondo Monetario Internacional podría verse en peligro si todos sus informes fueran como el publicado la semana pasada acerca de la economía dominicana. Dado su rol policial como organismo encargado de poner el orden y atajar las transgresiones económicas, su relevancia descendería grandemente si la situación descrita en ese comunicado se generalizara a los demás países. De seguro surgirían propuestas de ponerlo en suspenso o reducir su presupuesto, y sus declaraciones dejarían de ser noticias de primera plana. Pero no es así, por supuesto, ya que el Fondo tiene mucho trabajo por hacer alrededor del mundo.

La economía dominicana y las actuaciones gubernamentales fueron elogiadas por la misión técnica del FMI que concluyó su visita al país. Libre de deudas con el Fondo, nuestra economía fue alabada por su desempeño, perspectivas, baja inflación, aumento en el empleo, medidas de política monetaria, avances contra la evasión fiscal, mejora en el clima de negocios,

fuerte posición externa y progresos logrados en los indicadores sociales.

Las sugerencias sobre reformas estructurales cayeron más bien en el ámbito de las oportunidades que en el terreno de las respuestas a condiciones críticas. En efecto, por su naturaleza fueron cambios a mediano plazo, en aspectos como la consolidación y responsabilidad fiscal, la solución de las pérdidas del sector eléctrico y el fortalecimiento de la seguridad social. Y reconoció su dificultad, al calificar como ambiciosas las reformas para simplificar el sistema tributario y hacer más eficientes los mercados laborales.

No podía faltar una referencia a la reducción de los incentivos y exenciones fiscales, tema presente en informes anteriores, pero en cuanto a la deuda pública señaló su aumento sin indicar si es o seguirá siendo sustentable. En contraste con su mención de las recaudaciones, sólo tocó ligeramente la composición del gasto público, vía medidas que mejoren su eficiencia.