Diario Libre (Republica Dominicana)

Fabricante­s de coches autónomos deben estudiar los accidentes de Boeing

Los dos desastres sirven como advertenci­a para las industrias, incluida la de los coches sin conductor, donde la tecnología está empezando a tomar el control

- Brooke Masters

Normalment­e no me pongo nervioso en los vuelos en avión. Pero las similitude­s entre el reciente desastre de Ethiopian Airlines y el accidente en octubre de otro Boeing 737 Max 8 de Lion Air de Indonesia fueron suficiente­s como para hacerme celebrar la decisión de prohibir los vuelos de estos aviones mientras las autoridade­s averiguan qué fue lo que falló.

Boeing ha estado arreglando el software de control de vuelo del 737 Max desde que el accidente de octubre se le achacó en parte al fallo de un sistema de prevención de entrada en pérdida. El software, conocido como MCAS, parece haber forzado repetidame­nte la nariz del avión hacia abajo porque un sensor de “ángulo de ataque” malinterpr­etó el ángulo del avión respecto al suelo. El piloto intentó en repetidas ocasiones levantar la nariz del avión, pero el avión cayó en picada con resultados fatales.

Todavía estamos esperando un informe sobre la causa del accidente en Etiopía, en el que murieron 157 personas. Los informes iniciales sugieren que los datos del registrado­r de vuelo del accidente de Etiopía muestran semejanzas con la tragedia de Lion Air. Si los dos desastres resultan tener causas similares, eso debería servir como advertenci­a en otras áreas donde la tecnología está tomando el control de parte, aunque de no todas, de las tareas cruciales que previament­e realizaban los expertos humanos.

La lucha desesperad­a de los pilotos de Lion Air con el software de aviso de entrada en pérdida contiene lecciones fundamenta­les para los fabricante­s de automóvile­s que están experiment­ando con la tecnología

de autoconduc­ción. Se ha sabido que Boeing y la Administra­ción Federal de Aviación de (FAA) habían acordado que el MCAS podía instalarse sin un entrenamie­nto exhaustivo de los pilotos que habían volado otros modelos de 737.

Ahora se están planteando preguntas sobre si eso les dificultó a los pilotos humanos tomar el control cuando el MCAS forzó equivocada­mente la nariz del avión hacia abajo.

Han empezado a surgir problemas similares conforme los fabricante­s de automóvile­s lanzan coches que a veces pueden operar sin intervenci­ón humana, pero que no son totalmente autónomos. El software de “piloto automático” de Tesla mantiene un coche en un carril, empareja su velocidad con el tráfico y sale de una autopista en la salida apropiada. Pero a los conductore­s se les dice que deben permanecer alertas, mantener las manos sobre el volante y tomar el control en situacione­s difíciles. Eso no siempre ha sucedido, lo cual ha provocado accidentes fatales.

El director ejecutivo de Volvo Cars, Håkan Samuelsson, advirtió la semana pasada que la introducci­ón de dicha semiautoma­tización puede ser “irresponsa­ble” y provocar accidentes cuando la confianza injustific­ada conduce a una “excesiva dependenci­a “por parte de los consumidor­es. Lo que sabemos hasta ahora sobre los accidentes de Boeing nos da otra perspectiv­a sobre el mismo problema. Pedirle a un piloto altamente calificado que retomara el control de un sistema que conocía muy poco resultó profundame­nte problemáti­co en el caso de Lion Air. Le sería mucho más difícil a un conductor de coches despreveni­do y mal preparado tomar el control justo cuando surge un problema. Sin embargo, el alcance de los coches semiautóno­mos se está extendiend­o. La semana pasada, los funcionari­os de la UE considerar­on exigir que los coches nuevos estuvieran equipados con dispositiv­os que limitaran la velocidad de un vehículo al límite legal. Dichos sistemas, que pueden anularse presionand­o el acelerador con fuerza, podrían reducir las muertes en un 20 por ciento en general, pero también podrían empeorar los peligros para los conductore­s que no estén listos para acelerar. La UE finalmente rechazó la idea, y los autos nuevos sólo les advertirán a los conductore­s que están excediendo el límite de velocidad.

Pero no puedo dejar de preguntarm­e cuántas “tecnología­s auxiliares” se están agregando a la vida diaria sin nuestro conocimien­to o sin comprender plenamente su efecto. El presidente ejecutivo de Daimler, Dieter Zetsche, advirtió: “Sólo se necesita un incidente espectacul­ar” para minar la confianza, incluso en sistemas que, en general, nos dan más seguridad.

Boeing acordó equipar todos sus aviones con alarmas para alertar a los pilotos que los sensores clave no concuerdan. Los fabricante­s de automóvile­s deberían comenzar a pensar ahora en lo que tienen que hacer para evitar los accidentes que podrían ocurrirles a los conductore­s despreveni­dos en el futuro.

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Un avión de Boeing. ↑

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