Vladimir Guerrero

Beisbolista Salón de la Fama 2018

En el año 1996, cuando empezó a jugar béisbol, Vladimir Guerrero se sintió subestimado por muchos que aseguraron que solo jugaría dos o tres meses de verano. Esto lo recuerda como algo motivador, especialmente luego de 20 años de trayectoria, 16 de estos en Grandes Ligas. De todo esto, una de las mejores partes es la que le ha permitido mantenerse en su pueblo y ayudar a sus vecinos a tener las cosas que necesitan.

Como apegándose al verso “que no sepa tu mano izquierda lo que hace la derecha”, a Vladimir le cuesta hablar de las buenas acciones que realiza, pero encuentra las palabras para manifestar su orgullo de que su pueblo natal, Don Gregorio, Nizao, hoy sea conocido.

“Nadie sabía de don Gregorio, por eso doy gracias a Dios que me dio la oportunidad de poner mi pueblo en alto. Me siento contento estando en mi pueblo natal, donde me vieron crecer, me vieron andar descalzo y sin camisa. Estar aquí donde hay muchos niños que no me vieron jugar, pero que sí me ven caminar en mi pueblo, me siento contento”, destacó.

Desde el inicio de su carrera, el “Super Vlad”, como es también conocido, ha ayudado a su comunidad con la creación de pequeñas empresas y empleos, en temas de salud y, actualmente, reforzando la educación, y siempre recuerda que su madre decía que antes su abuelo mataba un becerro y no lo vendía, sino que repartían la comida entre los vecinos.

Procedente de una familia grande, el deportista entiende que no puede contribuir con todos,

pero esto no representa una limitante, sino que busca cómo darles empleo trabajando la tierra o en su fábrica de blocks para que puedan sostener a sus familias, con la generación de más de mil puestos laborales.

Su deseo de dar la mano no necesita más que eso, y ampliando la sombrilla de opciones, actualmente Guerrero está enfocado en ayudar a los niños de escasos recursos en su preparación. Anual, impacta a más de mil niños.

“Ya que yo no tuve la oportunidad de tener personas que me ayudaran, y ahora yo sí la tengo de ayudar a otros lo hago, debido a que muchos niños no pueden quizás ser peloteros profesionales, pero estudiando pueden llegar a tener otra profesión y yo creo que eso me motiva a la hora de ayudar a mucha gente aquí en mi pueblo”, consideró.

Desde los lugares que él visita hasta las personas que llegan a su casa, Vladimir se ha mantenido atendiendo causas de enfermos a los que les suple su medicina. “Aquí siempre viene gente que está enferma y yo le mando a comprar sus medicinas, hasta entregando útiles escolares y juguetes a los niños”.

Recuerda que en su primer año en Grandes Ligas, un seis de enero empezó a repartir juguetes a los niños y tras una sugerencia, empezó una tradición de repartir comida los días 23 de diciembre y hoy aboga también por los buenos valores. “De los valores siempre hay que tener pendiente el poder tener siempre su frente en alto. No llevarse de la burla de las personas, hacer un buen trabajo y hacer lo que quieras hacer pero que te haga feliz”, resaltó Guerrero.

“Ya que yo no tuve la oportunidad de tener personas que me ayudaran y ahora yo sí la tengo de ayudar a otros, lo hago”