CANÓ TIENE UN COMPLICADO TRAMO FINAL

Esteroides y lesiones se le meten en el medio al astro al que le restan cuatro temporadas en su actual pacto

SANTO DOMINGO. Cuando terminó la temporada 2012, Alex Rodríguez tenía 36 años, 647 jonrones y un 59% de probabilidad de alcanzar los 700 batazos de cuatro bases, basado en el método de cálculo de Bill James llamado Career Assessments, con cinco temporadas garantizadas para jugar.

Pero entre lesiones, suspensión por sus vínculos con el dopaje y un retiro anticipado dejaron su carrera en 696 vuelacercas a los 40 años y unas muy bajas perspectivas de adquirir un nicho en Cooperstown.

Robinson Canó, compañero de A-rod en los Yankees entre 2005-2013, tenía avanzado un cuestionario que le otorgaría la inmortalidad hasta hace 14 meses, con números ofensivos que eclipsaban a los mejores intermedistas de la historia.

Desde ese 15 de mayo que se conoció su positivo a furosemide, por lo que fue suspendido por 80 partidos y dejó de cobrar casi US$12 millones, al petromacorisano le ha costado sincronizar la brújula que lo guiaba a la tierra prometida.

En la temporada muerta los Marineros dieron por terminado el gran proyecto que lanzaron en 2012 con él como eje para ganar su primera Serie Mundial y pagarán US$69 millones de los US$120 que restaba cobrar hasta 2023.

El lunes, los Mets colocaron a Canó en lista de lesionados al doblarse la corva izquierda el domingo y se desconoce si volverá este curso, en momentos cuando se recuperaba de sus peores primeros cuatro meses de una campaña (.252/10 HR/32 CE).

El ocho veces All Star pasó casi 11 años sin que la salud le fallara (jugó 158 ½ partidos de media entre 2007-2017), pero ha sido inhabilitado tres veces desde mayo a la fecha y mientras purgaba su sanción se operó de la muñeca izquierda.

69.3 Victorias sobre reemplazo tiene Canó, más que Ryne Sanberg (68.0) y Roberto Alomar (67.1).

AP Canó bateaba 15-9 en los últimos cuatro juegos.