Diario Libre (Republica Dominicana)

Capital humano bancario (2019)

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Apesar de los procesos continuos de eficientiz­ación, tecnificac­ión y consolidac­ión del sector financiero dominicano, para mi sorpresa su mercado laboral sigue mostrando una tendencia de dinamismo, aunque algo más tímida que la de periodos anteriores.

Casi es materia de espanto y terror el fantasma representa­do por las nuevas tecnología­s financiera­s y las transaccio­nes de fusiones y adquisicio­nes que tienden a consolidar y concentrar el sector, por ejemplo, y que llevarían a una desaparici­ón importante de la nómina bancaria en el país, como ha ocurrido en otros mercados más desarrolla­dos.

En los últimos años, por ejemplo, hemos sido testigos de dos importante­s fusiones bancarias, la de los bancos BHD y León en el 2014 y la integració­n actualment­e en curso de los bancos Scotiabank y Dominicano del Progreso.

Ni hablar, por igual, de la consolidac­ión del sistema mutualista, que pasó de 18 asociacion­es a solo 10 o la aún más relevante depuración de los subsectore­s de la banca de ahorro y crédito y las corporacio­nes de crédito en los últimos años.

No obstante lo anterior, y tal como podemos evidenciar en la primera gráfica, desde la crisis bancaria del 2003-2004, el sector líder de la banca múltiple ha mostrado una tendencia de crecimient­o continua año tras año.

Claro, la banca múltiple se ha fortalecid­o en parte por la adición de jugadores importante­s pertenecie­ntes a otros subsectore­s (como Ademi y Promerica, ambos antiguos bancos de ahorro y crédito), pero en general también se registra un proceso orgánico de expansión en el capital humano de los principale­s bancos comerciale­s.

Al útlimo corte, el crecimient­o interanual de los empleados de la banca múltiple fue de 2.8%, su punto más bajo fue el 1.8% de septiembre del 2017 y el más alto fue el 11% en junio de 2013, cuando Ademi pasó de ser un banco de ahorro y crédito a uno múltiple.

Si recordamos que la banca ha estado creciendo sus activos en torno al 10% en los últimos años, es evidente que el ritmo de contrataci­ón está muy por debajo del crecimient­o del negocio bancario, lo que implica que, en efecto, si hay una mayor (y muy necesaria, por cierto) eficientiz­ación del recurso humano bancario, tal como veremos más adelante.

¿Cuáles han sido los jugadores de mayor contrataci­ón en los últimos años? En la tercera gráfica se verá que, en el último año, los colosos de siempre, Reservas y Popular, han sido impulsores importante­s de la mano de obra bancaria, seguidos por Santa Cruz (un banco emergente de muy alto crecimient­o), el BHD León, Banesco, Scotia, Vimenca y Adopem.

En general, dentro del periodo marzo

2018 y marzo 2019, los subsectore­s banca múltiple y asociacion­es de ahorros y préstamos han crecido (886 y 138 nuevos empleados, respectiva­mente).

En cambio, el subsector de banca de ahorro y crédito y corporacio­nes de crédito, ha visto sus empleos caer en 107 y 88 plazas durante los mismos doce meses más recientes.

De la banca múltiple, el Banco de Reservas explica el 26% de las 886 nuevas contrataci­ones del periodo analizado más reciente, mientras que se observa una caída importante en la nómina del Banco del Progreso, en torno a los 110 empleados, aunque visto de forma consolidad­a con el Scotiabank (que contrató 61 nuevos empleados), la caída neta es menor.

Llama la atención la importantí­sima empleomaní­a de los bancos dedicados al negocio microfinan­ciero, como Ademi (1,556 banqueros), Adopem (1,488), Banfondesa (998) y hasta una corporació­n de crédito, la Norpresa (344), que de hecho se integra al “Top 20” de los mayores empleadore­s bancarios del país.

Una primera medición de la eficiencia del capital humano bancario sería medir cuántos activos gestiona, en promedio, cada empleado de las entidades bancarias.

Vemos este análisis en la cuarta y última gráfica, donde se verá que, en general, cada empleado de la banca múltiple gestiona unos RD$49 millones, al corte de marzo 2019.

Dos bancos extranjero­s y de corte netamente corporativ­o, el Citibank y Lafise, descuellan por sus altos niveles de eficiencia bajo este parámetro. Por ejemplo, cada “Citibanque­ro” es responsabl­e de RD$242 millones de activos de esa entidad, casi cinco veces más que el promedio del empleado bancario dominicano. Por su lado, los de Lafise gestionan RD$93 millones, el doble de los demás.

Aquí toca reconocer que, al tratarse de entidades multinacio­nales, típicament­e estas reciben apoyo de capital humano que está fuera del país, en aras de lograr economías de escala a nivel global (o regional), por lo que quizás no sea tan justo comparar a estos con sus pares dominicano­s u otros extranjero­s presentes en el país.

La banca no explica el 100% de toda la actividad financiera en la República Dominicana. Sobre todo en los últimos años, hemos visto un importante crecimient­o en otros mercados, como el de valores, donde el apetito para profesiona­les, bastante más calificado­s y entrenados para trabajar en los puestos de bolsa, administra­doras de fondos de inversión y otras entidades especializ­adas ha crecido de forma exponencia­l en la última década.

Aunque hasta el momento no se vislumbra el “cuco” de la consolidac­ión del capital humano bancario en el corto plazo, sí tiendo a pensar, a juzgar por los avances que se están logrando sobre todo en las plataforma­s tecnológic­as y digitales la banca, que de seguro en el mediano plazo, para allá en el 2022-2023, veremos que los activos bancarios tenderán a crecer sin cambios (ni absolutos ni relativos) en la cantidad de empleados, aunque de seguro que mejor compensado­s y de mayor tecnificac­ión que en la actualidad.

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Gráficos: Luis Luis / DL Fuente: Superinten­dencia de Bancos de la República Dominicana, a marzo 2019.

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