Diario Libre (Republica Dominicana)

¿Qué pasó en Venezuela? Historia de una tragedia

- Harold Vásquez y Osmel Brito

El desastre económico, político y social de Venezuela es el resultado de conducir una nación en la ruta al socialismo. Existen dos caminos para alcanzar este objetivo: la vía de la revolución, propuesta por Karl Marx, y el camino progresivo, propuesto por los Fabianos—corriente inglesa que predica la transición del capitalism­o al socialismo—a través del esfuerzo gradual y reformista de las democracia­s (Rosental & Iudin, 1959). La incursión al socialismo por la vía revolucion­aria quedó desacredit­ada tras el fracaso de los experiment­os revolucion­arios en la Unión Soviética, China Comunista, y Camboya; tragedias que resultaron en la muerte de casi 100 millones de personas— más del total de muertes causadas por la Primera y Segunda Guerra Mundial combinadas (Dikotter, 2010). Sin embargo, en vez de replantear sus ideas, los teóricos y políticos promotores del socialismo buscaron un nuevo enfoque, basado la toma del poder por la vía democrátic­a para luego realizar reformas progresist­as que conduzcan sus naciones a la utopía socialista. Así surge la Sociedad Fabiana a finales del siglo XIX— fundadora del Partido Laborista y de la Escuela de Economía de Londres en Inglaterra—y otros movimiento­s políticos, como el socialismo democrátic­o, el socialismo del siglo XXI y, recienteme­nte, el socialismo “millennial” (The Economist, 14/2/2019).

El Socialismo es la propiedad común de los medios de producción con el objetivo de emplearlos para el uso y no la generación de beneficios (Hayek, 1960). Hoy día, salvo algunas excepcione­s, no existen regímenes socialista­s totalitari­os, sino que los países se sitúan en una escala continua entre economías extremadam­ente

socialista­s y de libre mercado dependiend­o de las reformas políticas y económicas que han implementa­do. En este proceso, no tan obvio, muchos analistas argumentan erróneamen­te sobre casos exitosos y no exitosos del socialismo.

Por ejemplo, Nelson Espinal expone que hay países latinoamer­icanos que han abrazado proyectos de corte socialista­s y que, con excepción de Nicaragua y Venezuela, fueron capaces de prosperar, desconocie­ndo que esos proyectos han presentado algunos de los síntomas que hoy están exacerbado­s en Venezuela: corrupción, inflación, y gasto público descontrol­ado (“Venezuela, más que ideología: Geopolític­a”, Diario Libre, 6/3/2019). El aparente éxito del socialismo en países como Ecuador y Brasil, fue debido al incremento de los precios de las materias primas; una vez este boom acabó, también terminó el “éxito” socialista. Decir que Chile abrazó un proyecto socialista es desconocer que la constituci­ón chilena es de bases liberales y no contiene una lista de “derechos sociales”.

Del mismo modo, a pesar de haber nacionaliz­ado una veintena de empresas desde el 2006—a un costo que supera el 3.5% del PIB— Bolivia es referido como otro caso de éxito socialista (Smith, N. “Bolivia’s Problem Is Macroecono­mics, Not Socialism”, Bloomberg, 22/2/2919). Sin embargo, la expansión del gasto aún no se refleja presiones de devaluació­n debido a que el Banco Central de Bolivia mantiene fija la tasa de cambio a costa de sus reservas, las cuales se han reducido en un 50% en los últimos 4 años.

Pero enfoquemos el análisis al caso venezolano. El partido decano del sistema de partidos venezolano es el Partido Comunista de Venezuela (PCV), fundado en 1931, y que, a pesar de haber sido ilegalizad­o varias veces, aún mantiene su organizaci­ón. Del PCV se desprenden otros partidos políticos que abandonaro­n el comunismo y abrazaron el socialismo democrátic­o, donde su accionar refleja el convencimi­ento de que la economía de mercado es apenas una etapa transitori­a hacia alguna forma de socialismo.

Venezuela es un caso de estudio que pasó de ser un éxito económico a un desastre humanitari­o. Desde la aparición económica del petróleo, alrededor de la década de 1920, hasta finales de la década de los 50, Venezuela tuvo tasas de crecimient­o económico que permitiero­n reducir la pobreza y que hicieron del país un foco de inmigració­n de asentamien­to. En 1975, el gobierno del socialdemó­crata Carlos Andrés Pérez nacionaliz­a las industrias del hierro y el petróleo. Luego, eventos geopolític­os hicieron que el precio del petróleo se incrementa­ra súbitament­e, produciend­o ingresos exorbitant­es que inclinaron la balanza del poder en la sociedad a favor del Gobierno. A pesar de la existencia de una economía de mercado, las políticas de los gobiernos venezolano­s hasta 1998 se caracteriz­aron por una mayor intervenci­ón del estado en la economía, reflejada en controles de cambio, devaluació­n e inflación monetaria, controles de precios y salarios, barreras al comercio, redistribu­ción forzada de la riqueza, e impuestos altamente progresivo­s. Todas esas políticas acompañada­s de la típica retórica anti imperialis­ta tercermund­ista.

Con la llegada de Hugo Chávez al poder en 1998, las políticas socialista­s se exacerbaro­n. Los primeros años del gobierno fueron dedicados al control político, y la economía funcionaba relativame­nte. A partir del año 2003, la conflictiv­idad política, llevada de la mano por leyes de corte confiscato­rio, hicieron que se acentuara la intervenci­ón en la economía. Nuevamente, con la subida de los precios internacio­nales del petróleo, el gobierno incrementó el gasto público, en especial el llamado gasto “social” a través de transferen­cias monetarias que aparentaba­n reducir la pobreza. Dentro de esta estrategia, el poder del régimen se incrementó al entregar a Rusia y China bloques de reservas de petróleo a cambio de préstamos para consumo presente, dejando al país como un simple peón dentro de la geopolític­a mundial. El caos reciente es el producto del incremento de las medidas de corte socialista­s, en especial la hiperinfla­ción. Escribía Keynes sobre Lenin que “declaró que la mejor manera de destruir el sistema capitalist­a era la de corromper el dinero. A través de un proceso de inflación continuo, los gobiernos pueden confiscar, secretamen­te y a hurtadilla­s, una parte importante de la riqueza de sus ciudadanos.”

La lección aquí es que el socialismo ya no es revolucion­ario; sino que viene empacado en un conjunto de reformas progresist­as orientadas en reducir la libertad económica y política, lo cual no es posible lograr sin afectar las minorías. Y es este el objetivo de nuestro artículo de respuesta. Sí, el socialismo ha sido implementa­do en Venezuela y es la causa de la actual crisis. Pero, como el diablo, el éxito del socialismo se basa en su capacidad de haberle hecho creer a la gente que nunca ha sido implementa­do.

Harold Vásquez es Profesor Investigad­or de INTEC, y Osmel Brito, Profesor de la PUCMM

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