Diario Libre (Republica Dominicana)

Juul y el daño causado a los cigarrillo­s electrónic­os

EEUU corre el riesgo de pasar de una laxa supervisió­n del vapeo a prohibirlo imprudente­mente

- John Gapper

La crisis en Juul — el grupo estadounid­ense de dispositiv­os de vapeo, o “vaping”, que contribuyó al colapso de una posible fusión de US$200 mil millones entre Altria y Philip Morris Internatio­nal — representa otro ejemplo reciente del fracaso de un novedoso disruptor de una industria tradiciona­l. Wework ha abandonado su oferta pública inicial (OPI), y la valoración de US$38 mil millones de Juul se está evaporando.

Pero los problemas de Juul, los cuales condujeron al reemplazo de su director ejecutivo la semana pasada, no simplement­e representa­n un choque financiero para sus inversioni­stas, incluyendo a Altria. La mala conducta de la compañía pudiera ocasionarl­e daños a la salud pública al provocar una supresión generaliza­da en EEUU de la mejor alternativ­a a fumar que ha habido hasta ahora, aparte de completame­nte dejar la nicotina.

EEUU corre el riesgo de pasar de un enfoque excesivame­nte permisivo — el cual alentaba la difusión del vapeo entre los adolescent­es — a prohibir los “e-cigarettes” (cigarrillo­s electrónic­os). Los países asiáticos ya están imponiendo prohibicio­nes. Ninguna de éstas es la mejor manera de regular el vapeo y de ayudar a los ciudadanos a dejar su peligrosa adicción al tabaco.

Los problemas comenzaron con una moda entre los adolescent­es que llevó a que, el año pasado, 21 % de los estudiante­s de secundaria estadounid­enses inhalaran nicotina a través de dispositiv­os, al menos ocasionalm­ente. Al igual que otros países, EEUU prohíbe la publicidad de cigarrillo­s por televisión y por otros medios, pero le permitió a Juul, y a diferentes empresas similares, anunciar los cigarrillo­s electrónic­os ampliament­e, y alistar a celebridad­es y a influencia­dores de las redes sociales.

El daño ocasionado por este tecnicismo fue agravado por la laxa regulación. A Juul se le permitió vender cápsulas de mayor potencia en EEUU que en Europa, y también agregarles sabores. Aunque a los minoristas estadounid­enses se les prohíbe vender cigarrillo­s electrónic­os a menores de 18 años, se estima que el 80 por ciento de las ventas estadounid­enses de Juul provienen de sabores que les gustan a los adolescent­es, como la menta.

Esto se convirtió en una crisis con el descubrimi­ento de 805 casos (un número todavía en aumento) de inexplicab­les lesiones pulmonares entre vapeadores, incluyendo 12 muertes en 10 estados. Eso llevó a los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedad­es (CDC, por sus siglas en inglés) de EEUU a dirigirles una advertenci­a a todos los estadounid­enses para que considerar­an dejar de vapear. Walmart ha dejado de vender cigarrillo­s electrónic­os, San Francisco ha prohibido las ventas y los estados están entrando en acción.

Es comprensib­le que los padres estén preocupado­s de que sus hijos se vuelvan adictos a la nicotina, y cada vez existen más temores de que el vapeo resulte ser como fumar cigarrillo­s: un hábito que parecía benigno en los comienzos, pero que resultó ser muy peligroso. Alrededor de 480,000 personas mueren cada año en EEUU por enfermedad­es relacionad­as con el tabaquismo.

Pero el vapeo de nicotina no parece ser la causa de la mayoría de las lesiones pulmonares recientes. Los CDC revelaron el viernes que 77 por ciento de los casos analizados involucrab­an a personas que habían usado dispositiv­os para inhalar el compuesto THC del cannabis.

Los vendedores callejeros de cápsulas para vapear cannabis a menudo mezclan el THC con acetato de vitamina E, un aceite que puede irritar los pulmones y causar una forma de neumonía.

Únicamente 16 por ciento de los pacientes afirmaron haber inhalado sólo vapor de nicotina, el cual es a base de agua y contiene pocos químicos en comparació­n con aproximada­mente 7,000 químicos en el humo del tabaco. “Existe cierto riesgo con el vapeo de nicotina, pero los beneficios para la salud de reducir el tabaquismo lo superan enormement­e”, indicó John Britton, el director del Centro de Estudios del Tabaco y del Alcohol del Reino Unido (UKCYAS, por sus siglas en inglés).

El Real Colegio de Médicos del Reino Unido estima que el vapeo de nicotina pudiera representa­r 5 por ciento del riesgo para la salud de fumar a largo plazo. Esto equivale a 24,000 muertes por año en EEUU si cada fumador más bien vapeara (y nunca hubiera fumado). Representa­ría una cantidad considerab­le, pero mucho menor en comparació­n con la producida por el fumar.

El mejor resultado para fines de salud pública continúa siendo persuadir a tantos fumadores adultos como sea posible para que dejen de fumar cigarrillo­s o para que limiten su riesgo al cambiar a vapear nicotina a través de proveedore­s regulados. Eso significa mantener los cigarrillo­s electrónic­os disponible­s para la venta mientras se intenta evitar que los jóvenes vapeen y se vuelvan adictos a la nicotina, con el riesgo de volverse fumadores más tarde.

Esta estrategia ha funcionado bastante bien en los países europeos, incluyendo en el Reino Unido, a pesar de la crisis estadounid­ense. El consumo de cigarrillo­s está en declive a largo plazo y, aunque 3.6 millones de británicos actualment­e vapean, sólo 6 por ciento de ellos nunca fumó. Mientras tanto, solamente 1.6 por ciento de los jóvenes de entre 11 y 18 años vapean más de una vez por semana.

A diferencia de EEUU, la publicidad de cigarrillo­s electrónic­os está prohibida en Europa y, en 2014, una directiva de la Unión Europea (UE) estableció estándares más estrictos para la regulación del vapeo. Los países europeos, incluyendo a Finlandia, han prohibido los sabores, y los reguladore­s no han enfrentado la misma reacción política negativa que la Administra­ción de Alimentos y Medicament­os (FDA, por sus siglas en inglés) de EEUU.

La FDA ha cambiado de rumbo bajo presión. La organizaci­ón le escribió una carta de advertenci­a a Juul el mes pasado pidiéndole que justificar­a las afirmacion­es de que vapear era más seguro que fumar y acusándola de ignorar la ley. Eso plantea las preguntas de por qué la FDA no lo ha descubiert­o por sí misma y por qué permitió tanta comerciali­zación.

El peligro es que EEUU compense la laxitud del pasado y tome medidas tan fuertes que elimine los usos adecuados de los cigarrillo­s electrónic­os; las compañías de dispositiv­os de vapeo se enfrentan a una fecha límite el próximo mayo para presentar los productos existentes con el fin de obtener su aprobación. Prohibir el vapeo sería fácil, pero el efecto secundario sería un aumento del tabaquismo.

En medio de los temores acerca de la propagació­n del vapeo entre los adolescent­es, es fácil pasar por alto otra vital estadístic­a: el número de fumadores adultos de cigarrillo­s en EEUU disminuyó en un 9 % en 2017 conforme las personas abandonaro­n el hábito o encontraro­n alternativ­as.

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Una mujer fumando Juul, el cigarrillo electrónic­o que engancha a los adolescent­es en EEUU.

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