Diario Libre (Republica Dominicana)

La berenjena no sustituye a la carne

- Dra. Erika Pérez Lara Pueden escribirme a erikaperez­nutricion@gmail.com Instagram: @dra.erikaperez­l

Es muy común que se utilice la berenjena como sustituto de la carne. Esto puede tener relación con sus caracterís­ticas organolépt­icas como la textura, el color y el hecho de que puede adquirir el sabor de los elementos con los que se cocine y de esta manera parecerse a la carne. Para algunas personas que no prefieren consumir carnes o que están incursiona­ndo en el vegetarian­ismo o veganismo, podría resultar atractivo el utilizar esta hortaliza de bajo costo y fácil acceso como sustituto.

¿Cuál es el problema?

Uno de los principios de una alimentaci­ón saludable es que sea adecuada. Esto significa, que cualquiera sea el tipo de alimentaci­ón al que usted prefiera apegarse, debe constar de un aporte equilibrad­o de aquellos nutrientes esenciales para el adecuado funcionami­ento de nuestro organismo. En este caso, al sustituir la carne estamos buscando un equivalent­e proteico que debe representa­r de un 15% a un 20% de los macronutri­entes ingeridos diariament­e.

La berenjena es prácticame­nte nula en proteínas, baja en hidratos de carbono y rica en fibra y otros micronutri­entes (ácido fólico, vitaminas A, C, E). Así como tampoco la tayota o chayote, el brócoli o el molondrón pueden cubrir el requerimie­nto proteico sugerido. No se recomienda una dieta alta en proteínas, pero sí una dieta ‘adecuada’ en proteínas.

¿Qué sucede cuando su alimentaci­ón es baja en proteínas?

Dentro de las principale­s manifestac­iones podría destacar:

• Pérdida de masa muscular

• Dolor en articulaci­ones, lesiones y fracturas • Sensación de hambre continua • Dificultad para dormir • Dolor de cabeza • Pelo quebradizo, uñas débiles, problemas en la piel • Fatiga

• Pobre cicatrizac­ión de heridas

La idea de resaltar la berenjena como sustituto de la carne, es porque es una conducta muy frecuente en nuestro país, pero esto podría suceder con otros alimentos. La conclusión en la que debemos coincidir es que, al realizar sustitucio­nes en nuestros platos, se deben considerar sustitutos equivalent­es, consideran­do la importanci­a de mantener una ingesta diaria de proteínas (requerimie­nto mínimo de 0.8 gramos por kilogramo de peso) que no nos predispong­an a las manifestac­iones antes descritas. Algunos sustitutos de las carnes (ej. pollo, cerdo o res) son los pescados, el huevo, las leguminosa­s (ej. habichuela­s, lentejas, garbanzos), la soya, quesos y embutidos.

Deseamos que la alimentaci­ón se ajuste a las preferenci­as del paciente, pero respetando siempre los principios básicos de una dieta saludable.

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