Un “outsider” y otro que nació en un play

Luhnow, nacido en México de una azteca y un estadounidense, tiene títulos en economía e ingeniería y maestría en negocios en prestigiosas universidades con experiencia en la afamada consultora Mckinsey.

En 2003 los Cardenales, impulsados por el fenómeno Moneyball de los Atléticos, lo reclutaron para pilotear la transacción cultural al lenguaje sabermétrico. Su trabajo comenzó en la academia del equipo en República Dominicana y su hoja en San Luis es adornada con 24 ligamayoristas seleccionados en el draft y clave en la estructuración de los equipos que ganaron las series mundiales de 2006 y 2011.

A finales de 2011 los Astros lo ficharon cuando el equipo era un hazmereír y terminó en el sótano en su último curso en la Liga Nacional, con 56-105.

La reconstrucción comenzó tomando al torpedero boricua Carlos Correa como primera selección del 2012 y reclutó hasta científicos de la NASA para sacar oro del mar de datos que arroja cada partido. En 2015 pasó a números verdes (86-76) que le valió para llegar a los playoffs con un Wild Card y en 2017 topó techo al lograr la primera corona en la historia del gigantesco estado con la base para establecerse un largo dominio.

La investigación de MLB no encontró responsabilidad en Luhnow, pero reconoció que sí tenía información de la existencia del esquema.

Cora ha estado ligado a un play desde que llegó al vientre de su madre, en Caguas, al extremo este de Puerto Rico. Su padre era columnista para un periódico y escucha de Rangers y Padres, tanto él como su hermano Joey llegaron a la MLB y una vez colgó los spikes pasó a dirigir y gerenciar a los Criollos en la liga borinqueña, así como del equipo del Clásico 2017.

Fungía como analista en inglés y español para ESPN cuando llegó la oferta de los Astros para el curso 2017, donde comenzó a cavar la tumba que fue sellada esta semana, tras topar la gloria en 2018 como el primer dirigente no blanco de la emblemática franquicia de Boston y llevarla al título.