Larga vida a plenitud

Antibióticos, cuidados médicos y una mejor alimentación básica son los responsables.

La expectativa promedio de vida en la República Dominicana, y en prácticamente todo el mundo, ha venido subiendo de manera sostenida. Según señalan expertos en salud, la mayor parte de ese aumento se ha debido a una disminución en los decesos causados por enfermedades infecciosas, especialmente en países del tercer mundo donde la mortalidad durante el primer año de edad era muy elevada. Antibióticos, cuidados médicos elementales y una mejor alimentación básica han sido responsables de gran parte de los avances logrados. Como resultado de ese proceso las personas viven más tiempo y en varias zonas del planeta la edad promedio de la población está subiendo, pero también se elevan los achaques de la vejez.

Muy conocidas son las consecuencias sobre los programas de seguridad social, puestos en jaque por el declive de la relación entre quienes están activos para trabajar y los que han llegado a la edad de retiro, lo que ha provocado llamados para que las personas sigan más tiempo laborando. Pero aparte de ese efecto, el envejecimiento de la población ha constituido una bonanza para la medicina geriátrica, hogares de ancianos y compañías de productos farmacéuticos. La demanda por esos productos y servicios se ha multiplicado a un ritmo que hace dudar que las familias y comunidades tengan en el futuro la capacidad económica para pagar por ellos.

La ciencia, sin embargo, podría venir al rescate. En un seminario reciente, acerca de las perspectivas a ese respecto en las próximas décadas, se puso de relieve que la ingeniería genética puede conducir a vidas más largas libres de enfermedades degenerativas, lo cual difiere de lo ocurrido hasta ahora. De ser así, edades promedio más altas no implicarían necesariamente la quiebra de los sistemas sociales, corrigiendo la incidencia de trastornos de salud antes de que ocurran.

Si llega a suceder, el cambio transformará el modelo de negocio del sector salud.