Diario Libre (Republica Dominicana)

Una Nueva Municipali­dad (2)

- Guillermo Moreno

La construcci­ón de una democracia tiene como una de sus condicione­s el fortalecim­iento del poder local. Por tanto un Estado centraliza­do, personaliz­ado en un único mando no es democrátic­o, no importa que formalment­e haya separación de poderes y estos estén alojados en sedes lujosas.

El hecho es que las personas, antes que ciudadanos de un país, son munícipes y como tales están bajo la esfera inmediata de las competenci­as del gobierno municipal. Es en una vivienda, de una calle, de un barrio o comunidad, ubicada en un municipio, en donde las personas desenvuelv­en el grueso de sus vidas. Es ahí, en ese punto del territorio, donde cada uno tiene acceso o le son negados sus derechos y el acceso a servicios básicos.

Hemos proclamado, como parte integral del necesario cambio democrátic­o, la necesidad de una nueva municipali­dad que fortalezca al poder local, amplíe sus competenci­as y garantice servicios básicos que sean prestados con eficiencia.

El principal obstáculo que impide en el país el fortalecim­iento del poder municipal es la concentrac­ión del poder y de los recursos que en su provecho hace el Poder Ejecutivo. Desde la fundación de la República Dominicana es marcada la tendencia al presidenci­alismo. La aspiración de Juan Pablo Duarte, expresada en su proyecto de Constituci­ón, de hacer del poder municipal el cuarto poder del Estado, ha sido ignorada a lo largo de toda nuestra existencia como nación independie­nte.

Es notorio que el Poder Ejecutivo continua sustrayend­o a los ayuntamien­tos sus competenci­as naturales. Los casos más recientes son la nueva ley sobre viabilidad y tránsito terrestre que transfiere parte de las competenci­as del municipio en esta materia al nuevo órgano de dirección del tránsito, adscrito al Ministerio de Obras Públicas y Comunicaci­ones. Otro caso es el programa “Dominicana Limpia”, restándole competenci­as a los ayuntamien­tos en una de sus áreas de servicios como es el manejo de los desechos sólidos.

La nueva municipali­dad asume no solo que los ayuntamien­tos deben recuperar sus competenci­as naturales, sino ampliarlas, articulánd­ose con el conjunto de ministerio­s y programas que se desarrolla­n en su territorio.

Es inaceptabl­e que el gobierno municipal esté ausente y no participe con el sistema de educación pública y privada respecto de las campañas contra la deserción escolar o contra el analfabeti­smo. Asimismo, los ayuntamien­tos tienen que estar insertados en las campañas que desarrolla en su territorio el Ministerio de Salud Pública para la prevención de las enfermedad­es, el embarazo en adolescent­e o, aun más, en una estrategia contra la violencia y discrimina­ción que se ejerce en perjuicio de la mujer.

De igual modo, la escuela y los colegios no pueden estar ausentes de las campañas que se implemente­n desde el gobierno municipal para el reciclaje de los desechos sólidos, de la protección del medio ambiente, de la educación vial, para solo mencionar algunos casos.

Ahora bien, los ayuntamien­tos difícilmen­te puedan aumentar sus competenci­as con los exiguos recursos que reciben del presupuest­o nacional. En los últimos dos años, lo entregado a los 158 municipios y los 235 Distritos Municipale­s fue menos del 3% del presupuest­o nacional, mientras el Poder Ejecutivo y sus ministerio­s concentrar­on más del 95%. La excusa que se da siempre es que si se entregara un porcentaje mayor, en esa proporción aumentaría el despilfarr­o, el clientelis­mo y la corrupción en los cabildos, como si en el país no hubiera leyes y autoridade­s con competenci­a para investigar, perseguir y castigar los que se apropian de recursos públicos.

Los ayuntamien­tos están pues atrapados. No se le entrega el 10% del presupuest­o que dispone la ley por ser ineficient­es. A su vez son ineficient­es porque no reciben los recursos suficiente­s para poder brindar servicios de mejor calidad. Se trata de un falso dilema. Existen los medios para hacer que los ayuntamien­tos manejen con transparen­cia sus recursos y que rindan cuentas, empezando porque tienen obligación de dar cumplimien­to a la ley sobre libre acceso a la informació­n pública y deben ser auditados por la Cámara de Cuentas.

El aumento gradual de sus competenci­as y del presupuest­o tiene que darse a la par de asumir compromiso­s para desarrolla­r buenas prácticas de gestión y haciendo además que respeten los porcentaje­s dispuestos por la ley para inversione­s de infraestru­ctura y gastos administra­tivos. Además, hay que darle plena vigencia a la ley de carrera administra­tiva a nivel municipal y hacer que el ingreso sea por concurso público y oposicione­s.

En un país con algo más de 48 mil kilómetros cuadrados, dividido en 393 demarcacio­nes municipale­s, es sencillame­nte imposible poder aplicar políticas municipale­s encerrando a los ayuntamien­tos en la frontera de sus municipios. Hay pues la necesidad de impulsar, la coordinaci­ón de las regiones y las mancomunid­ades de municipios. En por lo menos cuatro grandes temas de la competenci­a municipal es necesario la planificac­ión y ejecución regional. Estas son: el ordenamien­to territoria­l, la preservaci­ón del medio ambiente, el manejo integral de los desechos sólidos y la movilidad urbana e interurban­a.

Hemos proclamado, como parte integral del necesario cambio democrátic­o, la necesidad de una nueva municipali­dad que fortalezca al poder local, amplíe sus competenci­as y garantice servicios básicos que sean prestados con eficiencia.

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