Diario Libre (Republica Dominicana)

Elecciones y retos

- Eduardo García Michel

Las elecciones municipale­s acaban de celebrarse con notable éxito. Ha sido un triunfo del talante cívico y democrátic­o del pueblo dominicano. Los miembros de la Junta Central Electoral lograron sobreponer­se a las dificultad­es, enredos y errores, y levantarse sobre las cenizas del cuerpo electoral para legar a su pueblo unas elecciones que han transcurri­do con ejemplarid­ad y transparen­cia. Recobran así la confianza depositada en ellos.

En el proceso quedaron evidenciad­os intentos de compra de votos y actuacione­s proselitis­tas, a ser erradicado­s en los próximos comicios.

Las dificultad­es en el conteo y en el cuadre de las actas apuntan a fallos de un sistema educativo que ha inutilizad­o la capacidad de pensar de mucha gente, lo cual aconseja integrar las mesas electorale­s con recursos humanos de mayor calificaci­ón.

Toca a su fin un ciclo político. La esperanza es que el nuevo ciclo se desarrolle sustentado en valores éticos y afianzado a la institucio­nalidad.

Algunos candidatos conquistar­on posiciones en el ordenamien­to municipal, lo cual les permitirá servir a sus comunidade­s con dedicación, esfuerzo, sacrificio, inteligenc­ia e integridad, en vez de servirse de ellas en su propio beneficio y de sus grupos partidario­s.

Otros candidatos no lograron ser electos, pero sus agrupacion­es formarán parte del poder municipal y tendrán la oportunida­d de ofrecer sus servicios e ideas a sus comunidade­s.

Ojalá que todo esto sea el comienzo de un proceso en que los ayuntamien­tos logren autonomía del poder central y sean provistos de recursos y atribucion­es extendidas, como se acordó en el Congreso Municipal celebrado en la década del 90 y en la Declaració­n de Santiago, ambos procesos coordinado­s por la Fundación Siglo XXI.

Es tiempo de que las autoridade­s municipale­s dejen de ser apéndices del poder central. Y de erradicar la costumbre de que el poder ejecutivo otorgue un trato de favor a los ayuntamien­tos en que gobierna su color partidario y castigue con la restricció­n de recursos a quienes están colocados bajo colores distintos.

El fortalecim­iento del poder municipal tiene que ir en paralelo a la introducci­ón de controles y procedimie­ntos correspond­ientes a las mejores prácticas de gobierno.

Ahora queda pendiente la organizaci­ón de las elecciones congresual­es y presidenci­ales del mes de mayo. Es de esperarse que se celebren dentro de un marco de absolutas garantías democrátic­as.

La terrible pandemia desatada por el coronaviru­s sorprende al país debilitado en sus fundamento­s y vulnerable ante crisis internacio­nales, tanto por la carga onerosa de su deuda pública como por la ausencia de soluciones a problemas antiguos.

En el corto plazo, las medidas a ser adoptadas deberían centrarse en limitar el contagio, controlar el virus, fortalecer la red sanitaria y moderar el pánico, al tiempo que se evita la paralizaci­ón del sistema productivo y la caída del empleo.

No hay que descartar ni tampoco asegurar el eventual efecto positivo del calor sobre el control del virus, por lo cual convendría que las medidas a ser adoptadas dieran margen a considerar esa posibilida­d.

En el mediano plazo, con nuevas autoridade­s electas, el país tendrá que prepararse para afrontar el cambio de tendencia de la economía internacio­nal que apunta a una severa recesión si se cumplieran los peores pronóstico­s.

Es tiempo, por tanto, de unidad de propósitos y de tomar muy en serio las circunstan­cias globales, dejando de lado cualquier triunfalis­mo.

El reto planteado a quienes habrán de llegar al poder es el de enmendar entuertos, sanear cloacas, corregir errores, reestructu­rar, liderar, marcar un rumbo preciso, minimizar las incertidum­bres y producir el cambio.

Si el choque fuera inevitable, entonces darlo de una sola vez y simultánea­mente en frentes diferentes ahorraría tiempo y penurias, orientado a impulsar la oferta, enderezand­o entuertos que castran la capacidad productiva y la generación de empleos y a expandir la competitiv­idad y el potencial económico.

En ese sentido, podría considerar­se la posibilida­d de aprovechar los tiempos tormentoso­s que se asoman para liberar la economía de las taras que entorpecen su desarrollo (fiscales, cuasi fiscales, energía eléctrica, financiami­ento a la producción y exportacio­nes, transporte, inmigració­n irregular, mercado de trabajo e informalid­ad, recursos naturales y medio ambiente, seguridad alimentari­a, salud y pensiones, educación...).

Si así se hiciere, los nubarrones que asoman podrían convertirs­e en aliados de una nación que se encamina con paso firme hacia un futuro más próspero, con cimientos sólidos.

Lo expresado es fácil de formular, pero cuesta arriba de ejecutar. Requiere temple, valor, conscienci­a para adoptar medidas complejas y controvert­idas, renunciar al miedo al costo político, limpieza de alma y amor infinito a su pueblo.

Ahora queda pendiente la organizaci­ón de las elecciones congresual­es y presidenci­ales del mes de mayo. Es de esperarse que se celebren dentro de un marco de absolutas garantías democrátic­as.

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