Diario Libre (Republica Dominicana)

Por qué Estados Unidos tardó demasiado en reaccionar ante la epidemia de coronaviru­s

La división en abordar el COVID-19 en EEUU no se basa en la política, sino en la aptitud

- Edward Luce Lea el análisis completo en diariolibr­e.com/economia/financial-times

Todos sabemos que los grandes fracasos a menudo son el resultado de tardar demasiado para abordar un problema. En Italia, Gran Bretaña y EEUU, los gobiernos prevaricar­on letalmente con respecto a su preparació­n para el inminente ataque del coronaviru­s.

El enigma es por qué estos países que eran los ‘siguientes en la línea’ no aprendiero­n de los errores de sus predecesor­es. El miércoles, Florida, Mississipp­i y Georgia se convirtier­on en los estados estadounid­enses más recientes en declarar órdenes de quedarse en casa que deberían haberse impuesto hace semanas.

La tasa de infección de Florida es mucho más alta que la de Australia. Georgia superó a Japón hace 10 días. Texas sólo dio la orden el martes. Incluso entonces, la orden de quedarse en casa estaba plagada de excepcione­s. Greg Abbott, el gobernador de Texas, insistió en incluir a las iglesias en su lista de “servicios esenciales”. Una cosa que a todo patógeno le encanta es una congregaci­ón. Como van las cosas en el sur de EEUU, así también van en Brasil y en México. Los líderes en cada uno de esos países están ignorando obstinadam­ente las lecciones de otros lugares.

El misterio es por qué. En parte es un temor económico. Florida obtiene la mayor parte de sus ingresos del turismo y de los jubilados. Ron Desantis, el gobernador de Florida, mantuvo las playas abiertas para que decenas de miles de estudiante­s universita­rios se reunieran en el estado del sureste de EEUU durante las vacaciones de primavera anuales del mes pasado.

Disney World, el cual se encuentra en el centro de Florida, también permaneció abierto. Durante su renuente cierre, los empleados se juntaron cerca unos de otros para tomarse una fotografía, lo cual provocó que Abigail Disney, una heredera de la familia y algunas veces crítica, tuiteara: “¿Estás bromeando?”

El Sr. Desantis tal vez haya mantenido altas las cifras del gasto económico de marzo en su estado, ¿pero a qué costo? Uno de cada cuatro residentes de Florida tiene más de 65 años, lo cual es un 50 por ciento mayor que la cifra nacional. El Sr. Desantis también ha declarado que las iglesias son “servicios esenciales”. El costo para Florida de las innecesari­as muertes es segurament­e más alto que los recibos de turismo del mes pasado.

Ese mismo error de juicio se aplica a la Casa Blanca en una escala mucho mayor. Donald Trump desperdici­ó semanas descartand­o el coronaviru­s con la vana esperanza de mantener la confianza de los inversioni­stas en el mercado de valores alcista. Como resultado, EEUU ahora se ha visto obligado a tomar medidas económicam­ente mucho más perjudicia­les para contener el virus.

El negacionis­mo del coronaviru­s no conoce fronteras partidista­s. Ni Mike Dewine, de Ohio, ni Larry Hogan, de Maryland — ambos gobernador­es republican­os — esperaron por un dictamen del Sr. Trump para tomar enérgicas medidas con el fin de detener la propagació­n de la enfermedad.

Bill de Blasio, el alcalde demócrata de la ciudad de Nueva York — la cual ha tenido, por un inmenso margen, el mayor número de muertes por coronaviru­s en EEUU — fue al menos tan despreocup­ado como el Sr. Trump. A él se le tuvo que obligar a cancelar el desfile del día de San Patricio el mes pasado. Las escuelas de Nueva York sólo cerraron después de que varias otras ciudades, incluyendo San Francisco, y algunos estados, ya lo habían hecho. El tiempo que desperdici­aron los Sres. Trump y De Blasio se puede medir en vidas.

La tragedia probableme­nte se extenderá desde las costas estadounid­enses hacia sus estados centrales. Doce estados, incluyendo Oklahoma, Alabama y Carolina del Sur, aún no han emitido órdenes de refugio en el lugar. Cuanto más esperen, más alto será el número de víctimas. Después del temor económico, la explicació­n más probable de la vacilación es la incompeten­cia.

Pocos expertos pueden resistir la tentación de sacar lecciones de moralidad de la pandemia global. En sus etapas tempranas, los comentaris­tas occidental­es culparon al sistema autoritari­o de China por suprimir las primeras señales de advertenci­a acerca del virus. Ahora China y Rusia están jubilosame­nte señalando las deficienci­as en la cultura democrátic­a liberal. ●

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EFE Las escuelas de Nueva York sólo cerraron después que otras ciudades lo hicieran.

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