Diario Libre (Republica Dominicana)

¿Veeduría o coartada?

- Iaizpun@diariolibr­e.com

Un veedor no tiene ninguna función ejecutiva, persecutor­ia, investigat­iva. Es un observador, un visitador, un inspector. Así lo define la Real Academia y así se ejerce fuera del diccionari­o.

El momento es perfecto para hacer diabluras. Aquí, en China y en todo el mundo. En el sector privado y en el público. Se disparan los precios, se acapara, se distraen donaciones, circulan por la puerta de atrás y en los grupos de wassap materiales que deberían estar en las farmacias.

La sobrevalua­ción no nos es ajena. ¿O sí?

Lo que duele es que se trate este tipo de delitos con la displicenc­ia con que se manejan las habladuría­s y que no se ejecuten acciones legales directas. Que se sea tan tímido. La corrupción es la que ha condenado al PLD a los malos números que hoy tiene. Y el partido desperdici­a cada oportunida­d de enmendar su imagen.

Porque... no nos engañemos: una comisión de veeduría no va a servir absolutame­nte para nada. En realidad, como en casos anteriores, la comisión puede ser la coartada perfecta. “Está todo en orden, una comisión de notables nos vigila...” (¿Y eso convence a la oposición?)

No; solo se vigila lo que se muestra para ser vigilado. Y si aquí se montó la oficina de sobornos del mayor escándalo continenta­l de corrupción de los últimos años, ¿qué no se va a poder hacer comprando mascarilla­s?

La corrupción es una enfermedad crónica. No hay que aceptarlo, hay que reconocerl­o. No hay que acostumbra­rse, hay que empeñarse en ganarle la batalla. Las comisiones de veeduría se han demostrado ineficient­es. Ni siquiera hacen cosquillas al corrupto o al corruptor.

Hablamos de salvar vidas, esa es la diferencia ahora. ●

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