Diario Libre (Republica Dominicana)

Política de EEUU en África no debe ser definida por la guerra fría con China

Beijing ha utilizado la pandemia para mejorar su reputación, mientras que la fe en el Occidente ha sufrido un golpe

- David Pilling Lea el análisis completo en diariolibr­e.com/economia/financial-times

Justo antes de que la crisis de COVID-19 golpeara África, Mike Pompeo, el secretario de Estado de EEUU, concluyó una gira por el continente en Etiopía. Allí, en declaracio­nes que se hacen eco de la acusación del ex asesor de seguridad nacional John Bolton de que Beijing estaba usando África para “buscar el dominio global”, les dijo a sus anfitrione­s que debieran ser “cautelosos con los regímenes autoritari­os y sus promesas vacías”. Intentó presentar a China como una potencia que quiere sumir el continente en una maraña de deuda, confiscar sus activos, extraer sus riquezas y suavizar el camino con sobornos. El público debe haber sonreído al pensar que lo que se estaba describien­do no era nuevo; era una situación que había estado presente mucho antes de que China apareciera en escena.

Bajo Donald Trump, EEUU ha considerad­o a África casi exclusivam­ente como el escenario de una batalla estratégic­a e ideológica con China. Esto es ofensivo y contraprod­ucente. El continente de 1.2 mil millones de personas está harto de ser visto como un campo de batalla para cualquiera. Después de siglos en los cuales las potencias occidental­es extrajeron esclavos y materias primas de África y libraron guerras subsidiari­as en su suelo, los africanos desean sobre todo tener agencia sobre su propio destino. Lo último que quieren del supuesto faro de la democracia es una política definida en términos de una nueva guerra fría.

Sin embargo, eso es lo que tienen. Washington está buscando contrarres­tar lo que le gusta presentar como la influencia perniciosa de China en las institucio­nes africanas. Amenazó con retirar los fondos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedad­es de África — que ha hecho maravillas durante la pandemia — porque Beijing había ofrecido pagar un nuevo edificio. Además, Washington, increíblem­ente, eligió el momento en que estábamos en el medio de una crisis de salud global para retirar fondos de la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS), un organismo dirigido por un africano, Tedros Adhanom Ghebreyesu­s. El ex ministro de Salud de Etiopía se ha quejado de que las críticas dirigidas por EE.UU. en contra de la organizaci­ón — que están centradas en su supuesta complicida­d en el encubrimie­nto inicial de China del brote de coronaviru­s — tienen matices de racismo.

La mayoría de los africanos tienen una opinión positiva con respecto a EEUU, un país que aún ejerce una enorme atracción cultural e ideológica. Una encuesta realizada por Afrobaróme­tro encontró que el 30 por ciento de las personas veían a EE.UU. como el mejor modelo de desarrollo para África, frente al 24 por ciento a favor de China y menos para las antiguas potencias coloniales. Numerosas encuestas que muestran el apoyo popular al concepto, si no necesariam­ente a la práctica, de la democracia multiparti­dista demuestran la atracción continua de los ideales estadounid­enses.

Uno podría haber pensado que esta pandemia mitigaría cualquier entusiasmo por China. Después de todo, un virus que se originó en Wuhan, aunque fue introducid­o en África principalm­ente por europeos, ha devastado las economías desde Argelia hasta Zimbabue. La recesión resultante ha ayudado a exponer las enormes obligacion­es financiera­s con Beijing, que ahora tiene aproximada­mente una quinta parte de toda la deuda africana. Ben Igbakpa, miembro de la asamblea nacional de Nigeria, ha pedido una investigac­ión sobre los préstamos chinos, que según él se concluyero­n en secreto y tienen “tendencias neocolonia­les”.

Sin embargo, China ha utilizado la pandemia para mejorar su reputación. Mientras que los estadounid­enses y los europeos han sido acusados de acaparar pruebas de diagnóstic­o y equipos de protección personal, las donaciones masivas de Jack Ma, cofundador de Alibaba, han llegado a los 54 países del continente africano. EE.UU. ha sido cauteloso sobre renunciar a la propiedad intelectua­l de una posible vacuna COVID-19. Por el contrario, el presidente Xi Jinping de China, le dijo a la asamblea general de la OMS que cualquier vacuna desarrolla­da en China se pondría a disposició­n automática­mente en África. Además prometió US$2 mil millones para ayudar a combatir el virus en los países en desarrollo. ●

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Mike Pompeo, secretario de Estado de EE.UU..

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