Los reformistas, esos aliados confiables

Los optimistas auguran que la sociedad saldrá fortalecida de la pandemia. Los pesimistas, que saldremos arruinados. Lavarse más a menudo las manos y “pegarse” menos en las filas serán dos de las grandes ganancias que podemos conquistar si nos mantenemos firmes.

Pero ahora nos ocupa más la cita electoral que el virus. Los reformistas votaron junto al PLD la extensión del estado de emergencia por 17 días más dejando a sus aliados preferentes, La Fuerza del Pueblo de Leonel Fernández

defendiendo el No.

Para entender al PRSC hay que ser reformista, digámoslo de la manera más suave. Hace alianzas presidenciales con Leonel Fernández, con Luis Abinader a nivel municipal pero vota con el PLD sin ningún problema.

El PLD dio oxígeno al PRSC y al PRD cuando ya no tenían razón de ser ni votantes suficientes para incidir en la vida nacional; no más que otros partidos minúsculos. Las deudas se cobran y el PRSC las cobra y las debe todas.

El uso de estos pequeños partidos ha sido legal pero muy poco ético. Se les entregan cuotas del Estado para sus simpatizantes perpetuando un uso ilegítimo de los fondos públicos y envileciendo la política, quién sabe si ya a un punto irrecuperable.

La campaña en pandemia es extraña. Las promesas que se están escuchando son tan imposibles de cumplir que ni siquiera se comentan. Tanta facilidad para que el de arriba se recupere y tanto subsidio para que el de abajo resista que poco queda para la clase media. Es una campaña de extremos porque se juega al “todo o nada”.

Se van, se quedan, llegan... pase lo que pase, alguna facción del partido reformista se habrá pegado.