Actores espirituales

Las actuaciones no son ya ni individuales ni de dirigentes institucionales, sino masivas.

Alo largo de nuestra historia personas vinculadas a la religión han desempeñado roles protagónicos. Basta mencionar algunos nombres, como los del padre las Casas, Montesinos, Meriño y Nouel, para que podamos constatar esa realidad. Actuaron en esos casos de forma individual, en etapas y situaciones en las que consideraron que su intervención era necesaria. En algunas instancias alcanzaron sus objetivos, y en otras no.

También se dieron casos de actuaciones conjuntas de dirigentes religiosos, no individuales, siendo un ejemplo de ello la famosa y contundente carta pastoral que contribuyó a debilitar el régimen de Rafael Trujillo, desatando la ira del gobernante y represalias contra entidades asociadas con la Iglesia Católica.

Pero un nuevo tipo de participación se aprecia en estos días, en la que las actuaciones no son ya ni individuales ni de dirigentes institucionales, sino masivas. Iglesias protestantes, más acostumbradas a asumir papeles activos en la política de otras naciones, han replicado en nuestro país esas posturas militantes. Gracias al éxito que han logrado en incrementar aquí el número de sus seguidores, poseen un considerable poder de movilización de la opinión pública, el cual no dudan en utilizar para defender y promover sus puntos de vista. Convocan a sus feligreses y les motivan a influir sobre los acontecimientos de la vida nacional.

Algunas agrupaciones católicas, usualmente más discretas y menos monolíticas, han adoptado gradualmente métodos parecidos.

Eso significa que dentro de sus estrategias electorales, aparte de sectores tradicionales de poder como han sido empresarios, sindicatos, militares, profesionales, la jerarquía eclesiástica y “la embajada”, los candidatos deben tratar de convencer y atraer a su lado a esos vigorosos actores de tipo espiritual.

E igual es en los EE.UU., donde Trump ha cultivado el apoyo de segmentos evangélicos, entes pro vida, y organizaciones propulsoras de valores morales. ●