Diario Libre (Republica Dominicana)
Debilidad de las ideologías
Cada candidato, por supuesto, tiene sus propios criterios y propuestas, susceptibles de ser clasificados ideológicamente
Gustavo Volmar
Ante la pregunta de por quién va a votar en las elecciones, es muy probable, casi seguro, que los encuestados mencionen alguno de los nombres de los candidatos. Dirán que votarán por Abinader, Leonel, Gonzalo o quizás otro de los contendientes. Su respuesta refleja la realidad de la situación electoral del país, donde las diferencias ideológicas no son determinantes. Los encuestados mencionan nombres porque estarán votando por personas, no por corrientes del pensamiento político.
Cada candidato, por supuesto, tiene sus propios criterios y propuestas, susceptibles de ser clasificados ideológicamente. Pero los planteamientos no van por el lado de transformar radicalmente la estructura social del país, estando enfocados en aspectos puntuales dentro del esquema vigente, en asuntos como la salud, la inclusión, la justicia, la deuda, el desempleo, el gasto público, la inseguridad y otros asuntos que los votantes consideran prioritarios.
Por esa razón, dados los perjuicios económicos secuela de la pandemia, en las decisiones de los votantes pesarán mucho las consideraciones acerca de cuál candidato podrá conducir mejor al país hacia la normalización de sus actividades. Otros temas serán sin duda relevantes, pero la percepción acerca de su capacidad estratégica y gerencial será preponderante.
Muchos celebran la debilidad de las ideologías en nuestro país. Hay que reconocer que ellas pueden conducir a diferencias irreconciliables, actitudes intransigentes, comportamientos violentos y preferencias irreflexivas. Ambientes en los que las ideologías dominan las conductas electorales, promueven resultados irracionales cuyas consecuencias futuras pueden ser calamitosas. Pero siempre existe un lado oscuro, un costo que hay que pagar. Sin contenido ideológico que las limite y compense, las ofertas populistas de candidatos irresponsables tienen más oportunidad de florecer, propiciando que los comicios deriven hacia una competencia de promesas.