Diario Libre (Republica Dominicana)
“Es terrible lo que sucede en el desconocimiento elemental de la historia”
El intelectual cree que en la transformación del Archivo General de la Nación lo primordial ha sido la asunción de responsabilidad por el colectivo
SANTO DOMINGO. Al prestigioso historiador Roberto Cassá, recién ratificado por el Poder Ejecutivo como director del Archivo General de la Nación, le parece “terrible lo que sucede en el desconocimiento elemental de la historia”, porque a su juicio ha de constituirse en una herramienta del desarrollo de la identidad de los pueblos y de la asunción de una ciudadanía responsable.
El autor opina que ha existido y sigue existiendo un abismo entre el conocimiento de la historia dominicana por los profesionales y personas dotadas de cultura académica y su defectuosa transmisión en las escuelas y las universidades.
Amablemente, el prolífico intelectual respondió preguntas de Diario Libre, sobre algunos aspectos de su visión de la historia y de otros temas. —Interesados en la historia buscan en el pasado experiencias comparables con las situaciones causadas por la pandemia del coronavirus. ¿Tendríamos que tomar en cuenta esos sucedidos?
Ha habido muchas epidemias en nuestra historia. Después de haber quedado ya muy disminuida por la explotación a que fue sometida, en 1518 la población aborigen fue diezmada por viruelas. En la época colonial se sucedieron varias epidemias mortíferas que se cebaron principalmente sobre los nacidos en África. En la época republicana continuaron las ocusi bien con menos víctimas. Por ejemplo, la caída de la segunda administración de José María Cabral, a inicios de 1868, se produjo en medio de un brote de cólera.
El caso más reciente fue la influenza conocida como gripe española, iniciada en 1918, durante la ocupación militar estadounidense. Proporcionalmente dejó un mayor número de muertes que hasta ahora el COVID19. Sus efectos económicos fueron mucho menores, si bien no existían entonces en el país cálculos de contabilidad nacional. En cualquier caso, los contextos de las situaciones de este género contienen diferencias fundamentales. De todas maneras, se puede inferir la conveniencia de políticas de equidad social, desarrollo educativo, preservación del medioambiente y de fortalecimiento institucional, en especial en lo relativo a la salud pública, para proteger a la población de esos dolorosos episodios. —Antes se decía que era el historiador de la izquierda dominicana. ¿Tuvo eso que ver con su adscripción al marxismo y sus estudios en la Unión Soviética?
Nunca me he sentido como el historiador de la izrrencias, quierda. Me inserté en una generación post-trujillo que realizó su labor como parte de un compromiso pautado por posiciones de izquierda. Algunos miembros de esa generación tienen méritos mayores que los que yo pueda haber acumulado, y los sigo considerando maestros; es el caso de Juan Isidro Jimenes Grullón, Luis Gómez, Emilio Cordero Michel, Francisco Alberto Henríquez o Hugo Tolentino.
Se puede decir, en efecto, que incursioné en la historia dominicana motivado por preocupaciones sociales y culturales que se derivan de una posición socialista de izquierda. He procurado, por ejemplo, acercarme a los “sin historia”, como los “gavilleros” o los “fanáticos” seguidores del profeta Olivorio Mateo. Y he puesto especial interés en que la posición política abone la exigencia de rigor y probidad ....
—Se dice con que no se enseña bien la historia en las escuelas dominicanas. ¿Qué debe mejorar?
Ha existido y sigue existiendo un abismo entre el conocimiento de la historia dominicana por los profesionales y personas dotadas de cultura académica y su defectuosa transmisión en las escuelas y las universidades. Ha gravitado crucialmente el desastre educativo, tornado en uno de los problemas más acuciantes del presente. Es cierto que los historiadores profesionales no hemos logrado generar parámetros pedagógicos específicos que atenúen el hundimiento de la calidad en la educación del país. Pero me pregunto si eso resulta factible en el actual contexto.
La tarea corresponde a pedagogos que contribuyan a imponer normas y objetivos en el conocimiento de la historia en los estadios sucesivos del sistema educativo. Es terrible lo que sucede en el desconocimiento elemental de la historia, porque ha de constituirse en una herramienta del desarrollo de la identidad de los pueblos y de la asunción de una ciudadanía responsable.
“Me inicié en la lectura de textos de historia con mi padre, un devorador de biografías entre otras cosas... Pero fue con el tiempo que se consolidó una conexión con una práctica profesional. De no haber gravitado la exigencia de la participación política, hubiese preferido adentrarme en la filosofía junto a la física” Roberto Cassá, historiador