Diario Libre (Republica Dominicana)
Recordatorio electoral: las fichas del tablero (2 de 2)
RACIONES DE LETRAS
PARA 1986, CUANDO SALVADOR Jorge Blanco sale del poder, el PRD estaba ya seriamente herido de muerte. No habían sido superadas las diferencias personales y políticas de 1978 que comenzaron a asomar en la célebre convención en la Asociación de Detallistas de Provisiones de la Jacinto de la Concha, de Villa Francisca, entre Jorge Blanco, Guzmán y Majluta. Peña Gómez había creado entonces el sistema de primarias, por el cual estos tres líderes habían asumido precandidaturas presidenciales, en una estrategia muy eficaz que permitía modificar la atención pública y dirigirla hacia el proceso de búsqueda de un candidato potable para enfrentar a Balaguer. Majluta, que había llegado en tercero en las votaciones de delegados, y que tenía dirigentes que favorecían una alianza con Jorge Blanco, finalmente optó por sumarse a Guzmán, lo que creó resentimientos perdurables en el abogado santiaguero que ocuparía el solio presidencial cuatro años más tarde.
El tercero de los tres líderes perredeístas – al margen del máximo líder- entendió que había llegado su oportunidad para ser el candidato a la presidencia. Es así como Jacobo Majluta desarrolla en 1986 una campaña intensa para sustituir a Jorge Blanco que, al igual que Guzmán, no intentó una segunda repostulación. Hubo que vencer serias disputas, debido a las contradicciones internas existentes en el PRD que originó el “concordazo”, cuando los miembros de ese partido pertenecientes a dos bandos diferentes se enfrascaron en una desafortunada pelea en el antiguo hotel Dominican Concorde, que obligó a la suspensión de la convención. De nuevo, Balaguer regresaba al ruedo (“Mientras Balaguer respire que nadie aspire”). El Reformista ya había adquirido las siglas de la franquicia socialcristiana con el fin de enfrentar la “ideología” socialdemócrata que había adoptado el PRD, de modo que diciendo representar a la democracia cristiana el Reformista tenía ahora cuatro letras: PRSC, las mismas que habían identificado a la esperanza verde de Caonabo Javier, Fonchi Lockward, Alfonso
Moreno, José Joaquín Puello, Bernardo Defilló, Lucas Rojas, Antonio Rosario, Alberto Fiallo, Giuseppe Rimoli, Romeo Llinás, Abigaíl Cruz Infante, entre otros muchos dirigentes de un partido cuyas primeras líneas habían sido trazadas por el mocano Alberto Guzmán con la orientación del padre Arnaiz y bajo el ideario de la Doctrina Social de la Iglesia.
Majluta Azar ya estaba enfrentado a Peña Gómez, quien en previsión de una posible salida suya del PRD había fundado el Bloque Institucional Social Demócrata (BIS), que hoy regenta su hijo mayor José Frank. Majluta había hecho fundar el Partido Liberal La Estructura que comandaba un amigo suyo, Andrés Vanderhorst, tenido como un seguro de vida frente al amenazante BIS de Peña Gómez. Para que el lector que no conoce la historia compruebe como se repiten determinados episodios en la lucha partidaria dominicana, a los miembros de La Estructura le llamaban “las guanábanas” (porque eran verdes por fuera y blancos por dentro), a más de que los jacobianos no gustaban de que lo ligaran a los candidatos congresionales del PRD, entre los cuales habían muchos de corte jorgeblanquista, incluyendo a la primera dama, doña Asela Morel, que fue impuesta como aspirante a la senaduría por el Distrito Nacional.
El candidato perredeísta sufrió mucho – como El Penco de hace unos meses- el mote de “Gatobo” con el cual lo nombró en una rueda de prensa el profesor Bosch. Quien suscribe dirigía el sector externo de la candidatura jacobiana, junto a Rafael Bonnelly, hijo del ex presidente del Consejo de Estado, el pelotero Mateo Rojas Alou, el cronista deportivo Héctor J. Cruz, y connotados empresarios y profesionales, y recuerda haber visto en un amplio recorrido del candidato perredeísta, mientras pasábamos por una población del noroeste, a no menos de doscientas personas cada una con un gato en las manos y en completo silencio. Lo de Gatobo fue demoledor para Majluta quien, no obstante, tenía grandes simpatías y parecía el candidato a vencer. Yaqui Núñez del Risco coordinaba la campaña publicitaria de Jacobo, mientras Balaguer contaba con los servicios del inteligente publicista y compositor Ramoncito Díaz y el director de la primera película dominicana, La Silla, Camilo Carrau. Miñín Soto dirigía la campaña de Juan Bosch, que en esta ocasión llevó como candidato vicepresidencial a José Joaquín Bidó Medina. Rafael Alburquerque, que había sido candidato dos veces con Bosch, ya se había peleado con éste y fundó el Partido del Pueblo Dominicano. Balaguer iba acompañado de Carlos Morales Troncoso, y Majluta, inesperadamente, escogió al santiaguero Nicolás Vargas. A Balaguer lo respaldaban el Partido Nacional de Veteranos y Civiles, que entonces dirigía Fausto Montes de Oca, y el PQD de Elías Wessin. Majluta contaba además de La Estructura, con la alianza de Acción Constitucional, de Luis Arzeno Colón, Movimiento de Conciliación Nacional, Popular Cristiano, del ex sacerdote Rogelio Delgado Bogaert, y Unidad Democrática, de Tonito Abreu, quien había sido el primer secretario general del PLD. Bosch no llevaba aliados. Otros partidos contendores fueron la Fuerza Nacional Progresista (Marino Vinicio Castillo y Luis Vargas Rojas), Partido Comunista Dominicano (Narciso Isa Conde y Tulio H. Arvelo), y Partido Democrático Nacionalista (Jorge Martínez Lavandier y Martha Brown Márquez). El sociólogo José del Castillo –el encuestador por excelencia de esa épocadaba a Jacobo Majluta como favorito con un 34 a un 41 por ciento de los votos. Otras encuestas también le favorecían. Empero, habían sedimentos peligrosos. Majluta se había impuesto sobre la precandidatura de Peña Gómez, y su campaña (como la de Jorge Blanco contra Guzmán en 1982) combatía la política económica de su compañero de partido que ejercía la primera magistratura del Estado. Le granjeaba simpatías en el electorado, pero le creaba a la vez enemistades internamente. Al realizarse el conteo, que nunca fue aceptado por Majluta y que originó un par de meses de intranquilidad política, Joaquín Balaguer obtuvo –conforme los resultados dados por la JCE, dirigida por Caonabo Fernández Naranjo, posteriormente sustituido por Ponciano Rondón, cuando Majluta recusó al primero- un total de 857.942 votos, y Majluta logró 814,716, o sea 43,226 votos de diferencia, aunque el centro de cómputos de Majluta afirmaba que este había ganado con 17.372 votos por encima de Balaguer. La votación dada por la JCE fue refrendada por la comisión de asesores electorales que presidía el arzobispo López Rodríguez, por sectores empresariales y, de modo increíble, por copeyanos y adecos, los dos partidos enfrentados históricamente en Venezuela, los primeros dirigidos por Carlos Andrés Pérez (aliado de Peña Gómez), y los segundos por Oswaldo de la Paz (aliado de su contraparte dominicana, el PRSC de Balaguer). Un dato importante que debe consignarse es que, en esta elección, el PLD siguió avanzando en la simpatía electoral, al obtener 379,269 votos, o sea 199.420 votos más que cuatro años antes, y elevando su porcentaje de 9.36% a 18.37%. Jacobo Majluta saldría del PRD y fundaría el Partido Revolucionario Independiente (PRI). Era el quinto fraccionamiento sufrido en el partido fundado por Bosch y Cotubanamá Henríquez en La Habana en 1939. Los dos primeros fueron encabezados por Nicolás Silfa y Ramón Castillo, miembros de la avanzada perredeísta después de la muerte de Trujillo. Rafa Gamundi, uno de sus líderes históricos, fundó el movimiento Nueva República. Luego, el PLD y el PRI. Le seguirían, años más tarde, el Partido Revolucionario Social Demócrata de Hatuey de Camps, y el actual partido en el gobierno, el Revolucionario Moderno (PRM). El BIS y La Estructura no fueron desprendimientos del PRD, puesto que el primero fue un nuevo partido formado por Peña Gómez como sostén para una posible salida del PRD que no se realizó, y en el caso del segundo Vanderhorst no provenía de las filas perredeístas. Empero, las disensiones en el PRD venían desde el exilio, cuando personalidades como Juan Isidro Jimenes Grullón y Corpito Pérez Cabral salieron del PRD y formaron sus propios agrupamientos.
Se iniciaba pues en 1986 un nuevo mandato de Joaquín Balaguer, que aunque varió la dura represión de los doce años, volvió con sus mismos esquemas y con el mismo propósito de perpetuación en el poder. Como en 1962 cuando se le creyó acabado políticamente, y aunque afectado severamente de la visión y de una flebitis que apenas le permitía caminar “a pasito lento”, con 80 años a cuestas gobernó por dos lustros. Y quiso más. Las fichas del tablero habían ido modificando su posición, pero habrían de necesitarse seis años más para que desaparecieran los liderazgos fuertes y comenzara un nuevo registro en la política dominicana.
(Lea Addendum el próximo viernes 4 de septiembre) www.jrlantigua.com