Diario Libre (Republica Dominicana)
“Parecería que estamos en un momento prometedor de la escritura”
El autor dominicano, que ha obtenido varios galardones, cree que hay mucho talento repartido en la geografía nacional
SANTO DOMINGO. El dominicano José Enrique Delmonte Soñé, arquitecto, poeta y ensayista reconocido, no se ha estancado en la era pandémica y realiza, a través de las redes, un edificante ciclo de conversaciones entre profesionales de distintas ramas sobre la dinámica de la ciudad, probablemente el más completo que se haya hecho sobre Santo Domingo.
Respecto a la literatura, ha seguido estudiando y escribiendo. También observa lo que acontece y por eso expresa que en este amplio campo prevalece una diversidad inmensa y que también hay una “contaminación que hace que los lectores duden de qué están consumiendo”.
“Hay crisis en el mundo editorial porque los lectores han huido a otros medios más inmediatos, hay distintas formas de promoción y las redes están llenas de grupos, eventos, espacios de publicación, entre otros. Parecería que estamos en un momento prometedor de la escritura. Sin embargo, como ha señalado el arquitecto leonés Moisés Puente, la crítica ha dejado de hacer crítica, con lo cual hemos dejado a una libertad insignificante la validación o no de lo que consumimos y producimos en la literatura”, reflexionó el autor al responder preguntas de Diario Libre. —Se le ve muy activo realizando actividades culturales de mucho impacto en las redes sociales en este período pandémico. ¿Qué lo ha motivado? Identifiqué el encerramiento como una oportunidad para dedicarle tiempo a las cosas que por razones de habían quedado relegadas. Una de ellas fue preparar y promover un ciclo de conversaciones entre profesionales de distintas ramas que se articulan con la dinámica de la ciudad... Como hay relativamente poca tradición de tener conversaciones analíticas y propositivas fuera del ámbito exclusivo de la academia, creamos un espacio para motivarlas, al cual le llamamos “Diálogos transversales” dentro de los objetivos de la Fundación Erwin Walter Palm, que dirijo.
Desde mayo iniciamos cada semana con un encuentro a través de las plataformas virtuales que han logrado captar la atención de muchas personas interesadas en temas diversos. El programa contempla 30 entregas, todos los miércoles hasta el 2 de diciembre próximo.
—¿En qué punto se encuentran la arquitectura y la literatura?
Es un poco complejo describir el presente y sus manifestaciones. Para ello se requiere profundizar en hechos precedentes, procesos ya agotados. Sirve mucho la lectura de los pensadores más esclarecidos ligados a la filosofía, a las ciencias sociales, a la tecnología para uno descifrar algunas señales que indiquen hacia dóntrabajo de vamos y cómo el arte lo capta... Una de las dificultades para el análisis de la realidad es la velocidad con que se producen los cambios. Parece un cliché, pero mientras estamos hablando, la extensión de las probabilidades de varios futuros posibles es inmensa. Hay procesos que deberán materializarse en los hábitos populares en poco tiempo mientras otros se colocan en una mesa de ofertas y requieren más tiempo o solo se adaptan a ciertos sectores de las sociedades. Entender que caminamos hacia la singularidad, hacia saltos cognitivos sobre la tecnología, la ciencia, el propio cuerpo humano (por ejemplo, los avances en materia de neurociencia) es asombroso. De alguna forma la arquitectura y la literatura tratan de captar esas mutaciones que quizás tardan más para ser observadas por otros grupos de la sociedad.
En cuanto a la literatura, hay una diversidad inmensa y dentro de la misma hay contaminación que hace que los lectores duden de qué están consumiendo. Hay crisis en el mundo editorial porque los lectores han huido a otros medios más inmediatos, hay distintas formas de promoción y las redes están llenas de grupos, eventos, espacios de publicación, entre otros. Parecería que estamos en un momento prometedor de la escritura.
Sin embargo, como ha señalado el arquitecto leonés Moisés Puente, la crítica ha dejado de hacer crítica, con lo cual hemos dejado a una libertad insignificante la validación o no de lo que consumimos y producimos en la literatura. Si bien antes se podía comprender qué es o quién hace buena literatura, ahora hay una neblina que deja abierta la valoración por simpatía, por identificación o por capacidad de promoción. ●
“En ciertos escritores hay un furor por publicar que atenta contra el objetivo de hacer de la poesía una herramienta de su tiempo, más allá de su ineludible capacidad de expresión... Por fortuna, hay un entusiasmo por leer poesía y cada día más jóvenes tienen interés en ella. Por supuesto, siempre existen y existirán los que marcan nuevas rutas...”