Diario Libre (Republica Dominicana)
Marihuana medicinal burla el control oficial; llega desde el extranjero
El cannabis, legal en otros países de la región, es ilegal en República Dominicana, incluso como medicamento, pero quienes lo necesitan han encontrado la forma de adquirirlo aquí
SANTO DOMINGO. La señora sorprendió a su hijo con la buena noticia de que sus malestares estaban mejorando con el nuevo medicamento. El hijo miró el recipiente y alertó a su madre de que el ungüento estaba hecho a base de marihuana, una droga cuyo uso en República Dominicana es ilegal. Alarmada, y sin pensarlo dos veces, la señora decidió deshacerse del fármaco que días antes le había comprado a una comadre.
A pesar de su ilegalidad, el uso de la marihuana (Cannabis sativa L.) para fines medicinales se abre campo en el país, esquivando a los organismos de seguridad encargados de su persecución, los que, hasta el momento, solo conocen y detienen a los infractores por consumo y tráfico.
Durante esta investigación, Diario Libre tuvo acceso al “fármaco” que más de uno vende en el país y conversó con personas que dan testimonio de su uso para aliviar padecimientos de salud. También con médicos que defienden su utilización dentro y fuera de la medicina tradicional.
Desde el sector oncológico, que reclama la despenalización de su uso médico, se quejan de que muchos pacientes con referimiento de ese medicamento, tienen que ser tratados con drogas más potentes e invasivas ante la dificultad de acceder legalmente a la marihuana.
Mientras se debate sobre su utilidad médica y su prohibición, ya muchos han decidido jugárselas para adquirirla, sea comprándola en el país o burlando los controles aduaneros para importarla, a fin de aliviar sus padecimientos con el uso de marihuana o cáñamo, la otra variante que se comercializa en República Dominicana.
Por el carácter clandestino de su uso, José (nombre ficticio) accede a contar la historia del tratamiento de su padrastro, a quien le diagnosticaron cáncer hace ya cuatro años.
A sus 65 años, el señor recibió el fatal diagnóstico, dado por médicos nacionales como del extranjero, de que padecía un cáncer terminal y que, como mucho, le quedaba un año de vida. Ya no había nada médico que hacer, solo restaba mejorarle su condición de vida.
Fue entonces cuando José decidió presentarle la opción del cannabis a su padrastro.
Por intermedio de un conocido en Santo Domingo, la familia entró en contacto con una persona del interior del país que le vendió el aceite de cannabis y durante un tiempo lo estuvo usando, asegura, con resultados satisfactorios.
“A él ya no se le escuchaba la voz, y como al par de semanas de estar usando el aceite, yo le hablaba y estaba con voz fuerte… lamentablemente, cuando empezó su tratamiento ya era muy tarde”. El hombre falleció hace dos años, aunque vivió seis meses más de lo pronosticado.
González (nombre ficticio) es médico naturista y asegura conocer a varios pacientes que están usando el aceite de cannabis para tratar sus malestares.
Cita el caso de una mujer con mal de Parkinson que fue su paciente y que, antes de usar la droga, no era capaz de cerrar la correa de sus zapatos, pero que su condición mejoró significativamente luego de semanas de tratamiento.
“La efectividad de las plantas medicinales tiene miles de años de estudio, pero también tienen todo un sistema (de las grandes farmacéuticas) en contra”, comenta el doctor, que defiende el uso de la marihuana por sus efectos antioxidantes y porque la medicinal, en la mayoría de los casos, está desprovista de la THC (Tetrahidrocannabinol), que produce el efecto alucinógeno en la marihuana.
El cannabis trabaja sobre los sistemas nervioso central y periférico de las personas. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), “el delta-9-tetrahidrocannabinol (THC) es la principal sustancia psicoactiva de los muchos compuestos contenidos en el cannabis, mientras que el cannabidiol (CBD) también está presente, pero no tiene propiedades psicoactivas”.
González asegura que en el país no solo se vende cannabis, sino que también se procesa para sacar el aceite, con el riesgo de que, al ser clandestino, puede caer en usos inapropiados.
Al buscar en internet, se encuentran más de una página que ofertan productos medicinales a base de cannabis, tanto locales como extranjeros, que aseguran entregar el producto en Dominicana.
Diario Libre acudió a uno de esos lugares, ubicado en Santo Domingo y logró comprar el producto. En un establecimiento pequeño, los goteros de cáñamo se exhiben en la estantería a la par de cientos de esencias distintas. Al preguntar por ese en particular, una de las dos personas que asisten en la tienda, responde de inmediato: “¿Cuántas quieres, una o dos onzas?”. Entonces muestra los distintos envases: el de una onza, el de dos y otro de ocho, a un precio de RD$300 por onza.
La compra fue rápida y el cobro en efectivo. Sin factura. La etiqueta del producto dice que es de uso terapéutico, medicinal y comestible, para problemas de circulación, estreñimiento, cabello, piel, recetas caseras, masajes y que se puede usar en bebés. A diferencia de la marihuana, en el cáñamo las concentraciones de THC son menos de 0.3%.
La Ley 50-88 establece que, entre todas las drogas, se consideran como las más peligrosas: el opio en todas sus formas y derivados; la heroína; la coca; la cocaína, sus derivados o sustancias sintéticas; el LSD o cualquier otra sustancia alucinógena y “todas las semillas y plantas de la familia de las Cannabináceas, y productos derivados de ellas que contengan propiedades estupefacientes o estimulantes”.
En su artículo 21, prohíbe en todo el territorio nacional la siembra, cultivo, producción, recolección, cosecha y explotación del “cáñamo (Cannabis sativa L.) y sus variedades “indica”, “movacae”, “marihuana”, así como partes de esa planta.