Diario Libre (Republica Dominicana)
Política exterior
Nos encontramos ante el dilema de contar con interlocutores válidos
Es indudable que el principal desafío que la diplomacia dominicana enfrenta, y ha sido de ese modo desde hace años, es el que representa la conducción de las relaciones con el vecino Haití. Ha habido cancilleres en el pasado que elevaban plegarias para que durante su gestión no les tocara lidiar con alguna crisis grave entre ambas partes. Los desencuentros y situaciones difíciles, no obstante, pueden surgir a pesar de las oraciones y de las mejores intenciones por evitarlos.
La disparidad en los niveles de desarrollo, por no mencionar las vivencias históricas y las diferencias culturales, propicia la creación de puntos de fricción. Dado que la probabilidad de que ocurran incidentes es alta y poco controlable, adquiere particular importancia la identificación de iniciativas de interés común que convenga a los dos países llevar a cabo.
Pero aparte de esa identificación, nos encontramos ante el dilema de contar con interlocutores válidos, porque las debilidades institucionales que afectan el comportamiento del vecino país dificultan el debate constructivo de los asuntos planteados. Hubiera sido de esperar que el sector empresarial haitiano llenara algunos de los vacíos políticos, pero la experiencia en ese sentido no hace pensar que eso vaya a suceder, detectándose en ocasiones actitudes poco conciliatorias. Ni la importancia cuantitativa del comercio entre ambos países, ni tampoco su impacto como fuente de ingresos para un gran número de personas, aseguran, por lo tanto, que los factores de índole económica puedan compensar los obstáculos políticos e institucionales.
Por su incidencia sobre múltiples aspectos de la vida de nuestro país, es evidente también que la tarea de manejar, mitigar y superar las desavenencias no es una labor que corresponda sólo al Gobierno dominicano y sus dependencias. Requiere de una estrategia nacional coherente, que anticipe problemas y contemple soluciones, con amplia participación y apoyo de nuestra estructura productiva.