Global y Variable

Tareas difíciles

Como pueblo que ha padecido severas penurias durante siglos, los israelíes están muy conscientes de su turbulento pasado. Recuerdan bien los episodios que definieron su historia, y se empeñan en que las sucesivas generaciones no olviden sus causas y pormenores. Así ha sucedido con la acogida dada por nuestro país a refugiados hebreos, que intentaban escapar de la inminente masacre perpetrada en su contra por los nazis a mediados del siglo pasado, mientras otros países más ricos y poderosos los rechazaron, impidiéndoles la entrada y obligándolos a retornar.

Luego de la creación del estado de Israel, su reciprocidad con la República Dominicana ha sido consistente. A través de varios programas de apoyo, especialmente en el ámbito tecnológico, organizaciones israelíes han colaborado con entidades dominicanas, con beneficiosas consecuencias para nuestra economía. Y en términos de acceso, los ciudadanos dominicanos han sido bienvenidos, sin requisito de visa, a diferencia de muchas otras naciones que antes nos permitían el libre ingreso y ahora nos la requieren.

No sorprende, por lo tanto, que a pesar de la distancia que nos separa, nos interesemos por los eventos que ocurran allá, habiendo lamentado los recurrentes episodios de violencia, agravados recientemente por agresiones recíprocas en comunidades en las que solía existir una mayor armonía. No nos corresponde, por supuesto, tomar partido entre adversarios, juzgar comportamientos o evaluar medidas, sino desear la solución de los conflictos.

Ese deseo parece ser compartido por el parlamento israelí, el cual, después de varias elecciones generales infructuosas, decidió confiar la conducción del país a un nuevo gobierno de base amplia, incluyendo a una agrupación política de origen árabe. Se trata de un experimento frágil, dependiente de una coalición que alberga posiciones marcadamente antagónicas, la cual enfrentará una multitud de temas difíciles, desde el presupuesto a la estrategia de defensa nacional. 