Diario Libre (Republica Dominicana)
Vaticinios inestables
Algunos pronósticos pueden ser muy deprimentes. Según la OECD, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, a la Argentina le va a tomar hasta mediados del 2026 para retornar al nivel de ingreso por persona que tenía a fines del 2019. Eso implicaría que el impacto de la pandemia sobre el nivel de vida promedio de sus habitantes se prolongaría por más de un lustro.
Afortunadamente, los pronósticos no siempre se cumplen. En este caso, ese ominoso vaticinio se fundamenta en las cifras del PIB hasta la fecha, pero es susceptible de variar en función de eventos futuros. Aun así, es indudable que el pronóstico es preocupante, y tiene la peculiar característica de contribuir a hacerse realidad. Esto último ocurre porque proyecciones de entidades como la OECD son tomadas en cuenta por los inversionistas, tanto por los involucrados en transacciones financieras como por los que participan directamente en las actividades productivas. Incluyen esas expectativas de lenta recuperación en sus cálculos de rendimiento y riesgo, adoptando posiciones más conservadoras cuando los números son menos optimistas.
Más que en otras ocasiones, los vaticinios están sujetos a un elevado margen de error. La OECD advierte que ésta no es una recuperación ordinaria. Por su amplitud global, muestra un alto grado de interdependencia, lo que implica una mayor vinculación entre la economía de cada país y las de los demás. Pero también presenta una notable falta de uniformidad, con algunos países recuperándose mucho más rápido que otros. Ambos factores crean condiciones en las que los pronósticos pueden cambiar a corto plazo.
En efecto, en diciembre del año pasado la OECD proyectó una tasa de crecimiento global del 4.2% en el 2021. Menos de seis meses después revisó su proyección, aumentándola al 5.8%, una variación muy significativa para un lapso tan breve, atribuyendo la modificación a la celeridad de los procesos de vacunación y a las medidas de estímulo fiscal.