Diario Libre (Republica Dominicana)

Escenarios de reforma del ITBIS y la clase media ¿Cómo manejarlos?

- Magín J. Díaz

El ITBIS es la principal figura recaudator­ia del país y de acuerdo con un estudio reciente del Banco Mundial, en el país es un impuesto progresivo, es decir, no afecta proporcion­almente más a los más pobres. Esto se debe a la gran cantidad de exenciones que lo caracteriz­an. El problema es que al querer proteger a los pobres exonerando lo que consumen, de paso también estamos dando exenciones a los más ricos, quienes terminan beneficián­dose de una exoneració­n que no iba dirigida a ellos. Se trata de una estrategia deficiente.

La estrategia universal, en nuestro caso, la hemos llevado al extremo, porque somos uno de los países con mayor cantidad de bienes y servicios exentos. En efecto, exonerar a todos para no perjudicar a los más pobres implica renunciar a recaudar el impuesto de un segmento de la población con capacidad contributi­va. Visto de otro modo es un subsidio generaliza­do y, por tanto, con un notable error de inclusión.

Es por esta razón que desde hace años los organismos internacio­nales han insistido en que se debe aumentar la base del impuesto. Y esto es fácil decirlo en teoría, pero en la práctica es muy complicado, porque la gente no entiende que generaliza­r la base hará que la economía sea más eficiente, que sea más fácil recaudar y que van a disminuir las posibilida­des de evasión. Ampliar la base implicaría gravar bienes y servicios como alimentos, medicinas, electricid­ad, salud y educación. Una tarea complicada.

Para buscarle una solución a este problema, en el año 2010 tres reconocido­s economista­s sentaron las bases teóricas de un modelo que bien pudiera funcionar para resolver el problema de la ineficienc­ia que causan las exenciones en el ITBIS o IVA como se conoce este impuesto en la mayoría de los países. Es lo que llamaron el IVA personaliz­ado. De una u otra forma, todos los proyectos de reforma en América Latina en los últimos años, y las propuestas que se han hecho para nuestro país, sugieren la aplicación del modelo que se plasmó en ese trabajo.

La idea es generaliza­r la base del impuesto para recaudar de los sectores más ricos de la población que hoy están exentos y combinar eso con transferen­cias focalizada­s a los grupos más pobres que los compensen por el nuevo ITBIS que van a pagar. La ventaja de este esquema es que el Gobierno queda con una recaudació­n adicional porque los sectores más ricos ahora pagarían ese impuesto que antes (de manera injusta) no pagaban.

Hasta aquí todo color de rosa: se le quita la ineficienc­ia al ITBIS (que consiste en que los ricos se benefician de exenciones que no deben recibir) y se compensa al 30% más pobre de la población, por citar un umbral razonable. De paso hay muchos beneficios: el Gobierno se gana una importante recaudació­n adicional, se le facilita la vida a la administra­ción tributaria y la economía se vuelve más eficiente. Un mundo ideal.

Y cuando se hacen los números se llega a una conclusión muy robusta: en cualquier escenario, el 20% más rico de la población termina pagando casi el 40% de la reforma del ITBIS. Y esto es buena noticia. Se logra un gran objetivo y clamor de la sociedad: que los ricos paguen más. También hay otra buena noticia: el 30% más pobre de la población es ganador porque es más que compensado por el aumento del ITBIS producto de la reforma (por la nueva transferen­cia que recibe).

¿Cuál es el problema? La clase media inevitable­mente es perdedora con la reforma. Termina pagando un ITBIS de bienes y servicios que antes estaban exentos y no hay forma de que el Gobierno pueda compensarl­a, al menos en el corto plazo. Simplement­e no hay recursos para eso. Y este fue el segmento de la población, el de la Plaza de la Bandera, que mayoritari­amente llevó al PRM al poder.

El Gobierno tiene que salir a “venderle” la idea a la clase media de que va a estar mejor con un Estado que recaude más, que ofrezca mejor calidad de servicios, que gaste de manera más eficiente y que entraremos en un círculo virtuoso de más y mejor crecimient­o y desarrollo que los hará cada vez más ricos y felices. Pero mientras tanto va a tener que pagar más impuestos. Ese es el gran dilema del ITBIS en una reforma tributaria. 

Ampliando la base del ITBIS, la clase media inevitable­mente resulta perdedora, pues termina pagando impuesto por bienes y servicios que antes estaban exentos y no hay forma de que el Gobierno pueda compensarl­a, al menos en el corto plazo.

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