Desde Los Guandules a Magna Cum Laude en Intec

 Saúl Montero tiene 21 años y anhela realizar una maestría  Imparte docencia de forma voluntaria y busca un empleo

SD. Saúl Montero podría pasar como un joven común y corriente en el país. Pero no lo es, al menos para muchos, porque a sus 21 años se ha convertido en un ejemplo de superación y perseverancia para su familia, y el sector donde reside lo vio crecer y desarrollarse: Los Guandules, en el Distrito Nacional, barriada caracterizada por la delincuencia, pobreza y la falta de oportunidades para los jóvenes.

En el populoso sector es común ver jóvenes sin estudiar ni trabajar, otros involucrados en actos violentos y criminales. También, adolescentes embarazadas y con hijos.

Desde hace meses se graduó Magna Cum Laude en una licenciatura en Matemáticas Orientadas a la Educación en el Instituto Tecnológico de Santo Domingo (Intec), luego de conseguir una beca durante un proceso que se tornó un poco difícil, pues cuando la universidad le avisó que había obtenido la beca tuvo que buscar todos los papeles que se requerían el mismo día que concluía el plazo para su entrega.

Saúl tiene un rostro tranquilo, que refleja su alegría y los sueños que los jóvenes suelen tener. Su voz se torna entusiasta al narrar a Diario Libre el proceso que vivió mientras estudiaba. Lo rodea su familia mientras conversa y algunos vecinos se asoman a la puerta de la vivienda.

“Llegué a pasar hambre”

Pero no todo fue color de rosa en el trayecto que recorrió el joven durante sus años de estudios. Dice que experimentó momentos de flaqueza y que, hasta hambre pasó, en algunas ocasiones.

Saúl Montero narra todo el proceso que vivió para graduarse en Intec con una beca.

“Pasé muchas cosas, diría terribles, como todo ser humano, muchos enojos, me enfermé, pasé hambre en la universidad. Le doy gracias a Dios y a una compañera, que me ayudó, una vez estuve por dejar la universidad (…) y yo iba una semana que ni entraba a clase y me sentaba ahí y o decía: bueno, yo creo que voy a salir de esto porque un día me agarró un dolor de cabeza y fue del hambre”, rememora.

Señala que ese mal momento lo superó por el apoyo

de sus compañeros de aula y fue “entonces que comencé a socializar”.

“Yo de Intec no me llevo compañeros, yo me llevo una familia”, relata de manera emocionada.

Otro sacrificio que hizo el joven fue pasar esos años metido en la universidad casi el día entero estudiando. Salía de su casa tempranito y regresaba entre la tarde y la noche. También suministraba tutorías de manera voluntaria a otros estudiantes que no “entendían

bien las ecuaciones y los temas matemáticos”.

Vive en una casa humilde

El joven vive con su familia en una humilde vivienda ubicada en el callejón Alberto Ramírez de Los Guandules. Su madre, Diácona María Montero, lo crió junto a sus otros dos hermanos vendiendo productos en un mercado y realizando otros trabajos informales. Es madre soltera y cuenta que se ha sacrificado mucho para sacar a “sus muchachos” adelante.

De su encuentro con la primera dama de la República, Raquel Arbaje, refiere que fue durante una actividad de “Supérate”, uno de los programas sociales que ejecuta el Gobierno. Dice que conversaron y que ella le prometió gestionarle una beca para una maestría y lo mandó al Ministerio de la Juventud. Ve el proceso un poco lento, pero entiende que hay que tener paciencia.

Saúl también se dedica a motivar a sus estudiantes para que se superen y les dice que la situación socioeconómica no son impedimentos para salir adelante. 

KEVIN RIVAS