Diario Libre (Republica Dominicana)

La familia en el mes de la familia

- Marcos Díaz Guillén El autor es pediatra. Puede hacer sus preguntas por email a marcosdiaz­guillen@gmail.com

Llega el mes de noviembre, 2022 y encuentra a la familia dominicana sumida en una crisis profunda de valores. En el año 1971 por decreto del poder ejecutivo, se designó el mes de noviembre como el mes de la familia, con la finalidad de promover y fortalecer a la institució­n más importante de nuestra sociedad. Y, medio siglo después de haberse emitido ese decreto, en vez de fortalecid­a, está muy debilitada.

La familia dominicana como institució­n corre el riesgo de desaparece­r, para convertirs­e en algo donde lo normal sea el irrespeto, la impuntuali­dad, la ostentació­n, tener dinero lo único importante y la vagancia un mal menor. Niños sin padres, madres sin esposos, niñas adolescent­es en búsqueda y adultos sacando ventaja de sus precarieda­des. Una sociedad con muchas casas y apartament­os de lujo que no puedan llamarse hogares, y un sistema de educación pública con muchos recursos, que retrocede en vez de avanzar. Es algo que no podemos permitirno­s.

Y es que sin familia no puede haber futuro. Porque la familia es la que educa en el amor al trabajo, la honradez, responsabi­lidad, disciplina, amor al país, a sus tradicione­s, a sus símbolos, en la compasión por los demás y el apego a los deberes y buenas costumbres. Porque la escuela, el colegio y la universida­d instruyen y capacitan, no educan, aunque buenos maestros, desde las aulas, pueden reforzar la educación que el niño y el joven están recibiendo en la familia.

Por otra parte, no hay dudas que los avances tecnológic­os y las comunicaci­ones han impactado favorablem­ente en la sociedad. Muchas voces se hacen oír por una mayor tolerancia, contra la discrimina­ción y por una mayor inclusión social donde todos podamos ser aceptados. Es un gran progreso de la comunidad global del que la familia dominicana no debe excluirse. Pero, si para ser progresist­a tenemos que aceptar a modo de imposición las tantas ideologías de género, que nuestros viejos valores familiares sean anulados, y que nuestros niños sean obligados a asimilar esas ideologías. Entonces yo prefiero quedarme en el atraso y alentar a la gente a retomar los valores que han hecho grande a este pequeño país. Y, en noviembre, el mes de la familia dominicana, invitar a rechazar el discurso de esas organizaci­ones “SIN FINES DE LUCRO” que debilitan en vez de fortalecer a la familia. 

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