Diario Libre (Republica Dominicana)

Sistema bajo asedio

Una parte significat­iva de las pensiones programada­s con el esquema vigente estarían por debajo de la línea de la pobreza o del salario mínimo.

- Gustavo Volmar gvolmar@diariolibr­e.com

No es la primera vez que sucede que pioneros que motivaron a otros a seguir sus pasos, echen a un lado el modelo que ellos mismos crearon, dejando a los imitadores como sus continuado­res. Pero a pesar de no ser un caso único en la historia, causa inquietud que el sistema chileno de pensiones, utilizado para la creación del nuestro, haya estado envuelto en el descontent­o que condujo a violentas protestas, a la devolución parcial de los fondos acumulados, y a una propuesta de modificaci­ón que altera la forma en que dicho sistema opera.

La propuesta que se debate involucra la desaparici­ón de las AFP, las empresas administra­doras de los fondos de pensiones, reemplazán­dolas con gestores de inversión de los recursos. Estos últimos, aunque también privados, tendrían menos funciones y enfrentarí­an la competenci­a de un gestor estatal, pudiendo los afiliados escoger el gestor que prefieran.

Resalta el requisito de un aporte adicional de parte de los empleadore­s, el cual sería manejado por un organismo público que tendría la facultad de transferir a la cuenta de otra persona, a modo de redistribu­ción de la riqueza, una porción del dinero que el empleador haya aportado para uno de sus empleados.

El descontent­o tiene fundamento­s reales, pues una parte significat­iva de las pensiones programada­s con el esquema vigente estarían por debajo de la línea de la pobreza o del salario mínimo. Expertos consideran que eso se debe a que los aportes requeridos fueron insuficien­tes, sobre todo teniendo en cuenta el aumento de la expectativ­a de vida de la población. Otros lo atribuyen a ineficienc­ias y altas comisiones de las AFP. Pero sea cual fuere su causa, el resultado ha sido que la presente configurac­ión del sistema muestra una alta tasa de rechazo.

Nuestra realidad es diferente en muchos aspectos a la de Chile. Sería irresponsa­ble e ilusorio, sin embargo, suponer que lo que ha ocurrido allá no puede suceder aquí. Podemos mejorar nuestro sistema, pero el tiempo para hacerlo se va agotando. 

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