Diario Libre (Republica Dominicana)
Sistema bajo asedio
Una parte significativa de las pensiones programadas con el esquema vigente estarían por debajo de la línea de la pobreza o del salario mínimo.
No es la primera vez que sucede que pioneros que motivaron a otros a seguir sus pasos, echen a un lado el modelo que ellos mismos crearon, dejando a los imitadores como sus continuadores. Pero a pesar de no ser un caso único en la historia, causa inquietud que el sistema chileno de pensiones, utilizado para la creación del nuestro, haya estado envuelto en el descontento que condujo a violentas protestas, a la devolución parcial de los fondos acumulados, y a una propuesta de modificación que altera la forma en que dicho sistema opera.
La propuesta que se debate involucra la desaparición de las AFP, las empresas administradoras de los fondos de pensiones, reemplazándolas con gestores de inversión de los recursos. Estos últimos, aunque también privados, tendrían menos funciones y enfrentarían la competencia de un gestor estatal, pudiendo los afiliados escoger el gestor que prefieran.
Resalta el requisito de un aporte adicional de parte de los empleadores, el cual sería manejado por un organismo público que tendría la facultad de transferir a la cuenta de otra persona, a modo de redistribución de la riqueza, una porción del dinero que el empleador haya aportado para uno de sus empleados.
El descontento tiene fundamentos reales, pues una parte significativa de las pensiones programadas con el esquema vigente estarían por debajo de la línea de la pobreza o del salario mínimo. Expertos consideran que eso se debe a que los aportes requeridos fueron insuficientes, sobre todo teniendo en cuenta el aumento de la expectativa de vida de la población. Otros lo atribuyen a ineficiencias y altas comisiones de las AFP. Pero sea cual fuere su causa, el resultado ha sido que la presente configuración del sistema muestra una alta tasa de rechazo.
Nuestra realidad es diferente en muchos aspectos a la de Chile. Sería irresponsable e ilusorio, sin embargo, suponer que lo que ha ocurrido allá no puede suceder aquí. Podemos mejorar nuestro sistema, pero el tiempo para hacerlo se va agotando.