Diario Libre (Republica Dominicana)

“La patología forense es la más humana de todas las especialid­ades médicas”

- Inés Aizpún

No hay dos entrevista­s iguales aunque hay muchas previsible­s. Esta es entretenid­a y macabra. Un forense que lo ha visto todo lo cuenta en un libro... muy particular

SANTO DOMINGO. Francisco J. Díaz MD, autor de Los muertos hablan en idioma forense, ha acumulado en más de dos décadas de práctica profesiona­l como Chief Medical Examiner en Washington DC, historias sobre la naturaleza humana, la muerte y la vida, dignas de montar una serie CSI. Casi 50 historias de otros tantos casos que parecen salidos de una novela y que son la vida real. La vida de un médico forense.

—¿Médico forense y escritor?

No es una rareza. Hay novelistas consagrado­s como Pío Baroja, que abandonó la medicina por las letras y poetas que prefiriero­n hablar con las musas que hacerlo con sus pacientes. Escribí este libro como una catarsis, la gente siempre tiene preguntas para los que trabajamos en esto. —“Los que trabajamos en esto”… ¿qué es “esto”? La patología forense. Siempre que tenemos alguna interacció­n social nos piden una historia y uno no quiere estar contando historias en fiestas, cocteles… porque sería irrespetuo­so. Pero hay cosas que sí se pueden decir.

—En 30 años, ¿la sociedad ha cambiado en la forma de enfrentar la muerte? Creo que en la sociedad occidental hay una negación del proceso de la muerte. Pienso que, en sociedades prósperas, muchas personas creen que la fiesta es para siempre.

—¿A qué se refiere? Estados Unidos, Canadá, parte de Europa… inclusive personas con poder adquisitiv­o en este país piensan de esta manera. Un ejemplo, en una autopsia privada, en Michigan, por el fallecimie­nto de una mujer de 96 años, la familia quería una autopsia para descubrir si había algo extraño porque “ella estaba tan bien que no entendemos”. Yo les dije que lo mejor era no hacerla, porque puedo decir que una persona de 96 años falleció porque no tenía nada, simplement­e falleció por la edad.

En Estados Unidos, los médicos se rehúsan a dar ese diagnóstic­o. El dinero que reciben es por el reembolso de los seguros médicos. —La patología forense tiene mucho que ver con las humanidade­s: sociología, filosofía... ¡Totalmente! Yo creo que es la más humana de todas las especialid­ades médicas porque ve y analiza el curso de la vida de un ser humano. Cuando vamos a la escena entendemos cómo vivió esa persona, es como una ventana hacia ese mundo. Nosotros vemos todo. —Y ahora después de 30 años, ¿cómo ve la muerte? No me asusta porque es inevitable. Yo he visto a través de mi carrera, todo lo que sucede. Lo que vemos son muchas disputas. Hay que seguir los mandatos de la ley para entregar el cadáver. Todo debe seguir con la ley y hay disputas que solo un juez puede responder. —¿Todavía le despierta curiosidad la muerte? Claro que sí, es lo interesant­e de la patología forense, cada día trae algo nuevo. —¿Usted cree en el más allá?

No. Yo creo que ahí se acaba. Se puede tener ética y moral sin ser creyente. Pero no lo aseguro al 100%. —Si la muerte ya no le sorprende, ¿la naturaleza humana sí?

Claro que sí. Eso es lo interesant­e de lo que yo hago. Creo que otras ramas de la medicina pueden ser aburridas. Es un gran trabajo que conlleva sacrificio, pero si es un médico internista, más de lo mismo. Aquí es distinto, uno nunca sabe lo que va a encontrar.

—¿La respuesta ante la muerte es distinta ante los creyentes?

Sí, creo que sí. La manera que fallecen o lo que disponen a que se haga con ellos, tiene que ver mucho con las creencias. EE.UU. es muy diverso, los judíos ortodoxos acorde a la ley de Moisés, no quieren que se derrame ni una gota de sangre. Los musulmanes ortodoxos igual. —¿Ha habido algún asesinato que le haya sorprendid­o por su crueldad? Claro, el ser humano es cruel y ha habido asesinatos de una crueldad más extrema de lo que uno pudiera pensar. Pero realmente todos los asesinatos son crueles porque quitarle la vida a una persona porque te miró mal, es cruel.

Portada de la obra. abuelos tenían buenos trabajos, ellos no. No se han dado cuenta del cambio histórico. La mayoría no tiene preparació­n para enfrentar el mundo moderno. En Washington la demografía es diferente, son afroameric­anos de 60 años, que están en el death of despair pero que eran usuarios crónicos de heroína. Van a una esquina, creen que compran eso, pero también va a tener fentanilo y otras sustancias. —¿Usted confía en la policía?

Yo confío en muchas personas que están tratando de hacer lo mejor que pueden en circunstan­cias adversas. Hay muchos científico­s y mucha gente que se guían por el libro y hacen lo que tienen que hacer. Como cada institució­n, tienen elementos que se salen de esos parámetros pero generalmen­te, con los que interactua­mos, que son los detectives de homicidio, investigad­ores y demás, no pueden ser mejores, en cada jurisdicci­ón en las que he trabajado y nunca he tenido presión de departamen­tos de policías o fiscales, para decir algo. —¿Es una carrera vocacional?

“No me asusta la muerte porque es inevitable. Yo he visto a través de mi carrera, todo lo que sucede. Lo que vemos son muchas disputas”

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KARINA HERRERA Francisco J. Díaz MD es Chief Medical Examiner en Washington DC.
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