Diario Libre (Republica Dominicana)
Telón de fondo: elecciones y caos
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ministro haitiano Ariel Henry asumió la defensa del canal ante la asamblea, una posición contraria a la que, según se informó, había manifestado a las autoridades dominicanas. Henry también apeló al tratado de 1929 para defender la legalidad del proyecto.
La OEA y Blair
El 27 de septiembre Luis Almagro, de la Organización de Estados Americanos (OEA), llamó al diálogo entre Haití y RD. Y el 17 de octubre envío una misión técnica, integrada por Andrés Sánchez, de Desarrollo Integral, y Jean Michel Arrighi, de asuntos jurídicos. Pero el grado del desacuerdo entre los dos países se evidenció
de nuevo cuando las autoridades haitianas se negaron a recibir a la comisión de la OEA, porque llegaba desde RD.
También el primer ministro británico Tony Blair habría sido contactado para mediar en el conflicto y llegó aquí en noviembre. Sin embargo, la presidencia dominicana dio cuenta de la reunión de Blair con Abinader, pero no mencionó el canal.
Reapertura
Para cuando la misión de la OEA visitó el país ya el gobierno dominicano había relajado la disposición inicial del cierre de la frontera, ante la insistencia de los comerciantes de la zona por las pérdidas económicas que les estaba acarreando. De hecho, a
En medio del conflicto por el canal, República Dominicana se encuentra a las puertas de un proceso electoral y Haití al borde de un estallido social. De hecho, el debate sobre la obra logró empujar un tema largamente discutido en el seno de la ONU: la ayuda internacional para Haití, país que atraviesa una crisis social, económica y política que se agudizó luego del asesinato de su presidente Jovenel Moïse, en el 2018, justo el año en que inició la construcción del canal. El 2 de octubre, la ONU al fin aprobó una resolución para enviar una misión policial pacificadora a Haití integrada por agentes de Kenia. Aunque esta iniciativa ha enfrentado escollos, primero fue frenada en el parlamento de ese país africano y, luego, el gobierno keniano reclama el pago de los 250 millones de dólares que costaría la misión. Estados Unidos había propuesto aportar 200 miprincipios de octubre se anunció que millones de gallinas serían sacrificadas. El 11 de octubre, justo un mes después de las primeras medidas, el gobierno dominicano abrió la frontera para corredores comerciales, pero estableció el registro biométrico de los compradores haitianos.
La reacción de las autoridades vecinas fue mantener cerrada sus puertas condicionando el reinicio del comercio bilateral a nuevas facilidades para la emisión de visas dominicanas a sus ciudadanos y la eliminación del registro biométrico. En tanto, la inauguración del canal, que había sido anunciada para el 18 de noviembre, fue suspendida y no se dio una nueva fecha. Ante la prolongación del impasse, los ciudadanos haitianos se atrevieron a romper los candados de las puertas fronterizas a finales de noviembre. A partir de ese momento se produjeron incidentes como cuando, el domingo 3 de diciembre, policías haitianos cruzaron la frontera y botaron las mercancías de comerciantes dominicanos.
Normalidad a la fuerza
Pero para el 15 de diciembre, en Juana Méndez, ya no hubo puerta que cerrar porque ciudadanos haitianos la arrancaron. Finalmente, el jueves 21, miles de comerciantes del vecino país participaron en el mercado binacional de Dajabón, como es habitual.
Así lo que no lograron las negociaciones entre las autoridades, ni la mediación internacional, lo logró un factor común que impera a los dos lados de la frontera: la necesidad de sobrevivencia.
Los haitianos que necesitan comprar y los dominicanos que tienen en nuestros vecinos su mercado natural no pudieron esperar a que sus autoridades se pusieran de acuerdo y reactivaron ellos el comercio. De modo que la necesidad mutua ayudó a destrabar un tranque. Queda por resolver el más complejo de todos, el relativo al canal, que no es necesariamente el más difícil, como señalara en unas declaraciones que ofreció a Diario Libre el ex cónsul haitiano en el país, Edwin Paraison, director de la Fundación Zile.
“Este conflicto no es solo un asunto de canal, sino que tiene que ver con la degradación de las relaciones entre ambos pueblos. Hay un esfuerzo que se debe hacer para resolver el asunto del canal, pero al mismo tiempo para reparar nuestras relaciones”, dijo Paraison.
En tanto, estas importantes relaciones bilaterales han sido arrastradas por las corrientes de un canal por el que aún no corre agua.
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